San Cadilla
en CANCHA


Playeras malogradas
 
 
Déjenme les platico que los hermanos Pinto se encontraron una vez más en la cancha, el sábado en el Cruz Azul-Dorados, pero nada salió como querían.

Fausto Pinto, que era titular indiscutible con Sergio Bueno en este Apertura 2015, terminó en la banca con la llegada de Tomás Boy, por lo que no vio acción, algo que sí logró su hermano

Carlos.

Sin embargo, el también defensa fue sustituido al 74', para darle ingreso a Emmanuel Hernández, quien daría la asistencia para la igualada del Gran Pez.

Qué chasco para los hermanos Pinto, que hasta mandaron a hacer playeras para sus hijos, las cuales tenían la mitad de La Máquina y la otra de Dorados, con el apellido Pinto detrás. No creo que nadie guarde esas prendas con particular cariño.

 
 
 
 
Papa Caliente
 
 
Aunque Dorados de Culiacán no es propiamente parte de Grupo Caliente, que controla a Xolos de Tijuana, sus nexos de negocios y de amistad son innegables, razón por la cual no escapa de mi filosa atención la "extraña" casualidad que se dio con ambos.

Y es que pese a que Dorados trató de imitar el exitoso modelo del Xolos campeón de Mohamed, reforzándose hasta los dientes en su regreso a Primera, y de que los canes fronterizos apostaron por un proyecto aparentemente rentable con Rubén Omar Romano al frente, pues a los dos se los cargó la tía de las muchachas casi al mismo tiempo y ambos procedieron de la forma más clásica: echando al técnico.

Apenas 20 días separaron el adiós de Carlos Bustos del de Romano, lo cual me hace pensar en cómo Grupo Pachuca, ante una situación muy similar, aguantó hace un torneo a Juan Antonio Pizzi y Diego Alonso y miren, León hoy es cuarto y Pachuca fue semifinalista.

 
 
 
 
Nadie pasa
 
 
El sábado por la noche, un miembro del Staff de Pumas vivió en carne propia las miserias de trabajar en un estadio como el de León.

Pese a ser parte de la expedición universitaria, a nuestro personaje, como a muchos enviados para cubrir el duelo entre los dos mejores clubes del Apertura, le pusieron una pulsera antes del partido para acceder al estadio, pero no le dieron un gafete, que apenas algunos alcanzaron.

Como fueron muchos los que no recibieron esta credencial, nadie dio mucha importancia al desabasto, el problema fue que al final del partido entre León y Pumas, la seguridad privada del estadio se puso flamenca y no dejó acceder a nadie a la zona mixta, incluido a nuestro amigo del Club Universidad.

El colmo fue cuando les pidió que al menos lo dejaran pasar al autobús, pero ni ahí le hicieron caso y la escena de esta persona, miembro del staff de prensa de los Pumas, sin poder acercarse al vehículo mientras los jugadores pasaban de largo, fue algo bastante surreal, que seguramente le habrá hecho pensar a nuestro personaje que, en efecto, "en León, la vida no vale nada"...

 
 
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