Mañana se convierte en crucial porque se juegan dos boletos de los que depende la participación internacional de México en dos torneos.
Asistir a los Juegos Olímpicos implica defender la sorpresiva medalla obtenida en Londres. Y a la Confederaciones, el pulso de asistir un año antes del Mundial al escenario elegido para sentir sus distancias, logísticas, sabores y colores.
Pero más
allá de la parte racional, las dos Selecciones Mexicanas deben clasificar a sus respectivos torneos para restablecer la confianza en algo que de repente se rompió.
De Londres 2012 a la fecha han sucedido demasiadas cosas desagradables. Una eliminatoria complicada, dos ceses de técnicos, un interinato, disputas veladas o abiertas para conformar la lista del Preolímpico.
El cambio de mando para iniciar la gestión de Decio de María que recibe la estafeta igual que lo hará pronto Juan Carlos Osorio en el Tri es compleja: hay demasiadas cargas en la espalda.
A fin de cuentas, en la cancha se acortan las dificultades o se hacen más grandes. En el complejo mundo del futbol que necesita que coincidan tantas cosas, el césped da todas las respuestas y da o quita razón a las cosas.
Quien decide es el de pantalón corto, que a su vez depende de todos los demás factores. Y el Tri en ambas versiones ha tenido en el trayecto, pese a todo, ventajas que debe reflejar en el campo de juego. La Preolímpica ha tenido una buena preparación y la mayoría de sus jugadores son titulares en Primera División. Honduras, con sus culpas, fue batida sin apuros y la victoria en Semifinales contra Canadá debe dar el boleto.
La Mayor, en el duelo que en los últimos 20 años nos pone los cabellos de punta, parece enfrentarse al rival más presionado de todo ese tiempo. Klinsmann es juzgado masivamente y llama, contra la idea de renovación generacional, a un plantel veterano para intentar salir del atolladero.
Jürgen seguirá siendo técnico del equipo, pero ya no convence a la mayoría. Varios de sus jugadores han regresado a pasar sus últimos años en la MLS mientras que el Tri ve, con más o menos minutos jugados cada semana, futbolistas en plenitud actuando en diferentes ligas europeas.
Se podrá decir y pensar cualquier cosa sobre las posibilidades de victoria en ambos casos. Volvemos a lo mismo: fuera de lo que se imagine uno, la respuesta está en el césped.
Ambos torneos darían una continuidad que haría olvidar las eternas peripecias de nuestro futbol. Además de deseadas, son necesarias las victorias.
Mañana está marcado en la agenda como el día en que el futbol mexicano podría seguir creyendo en si mismo.
Lo tiene en sus manos.
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