¿Qué es más fácil: ganar o jugar bien? -Le pregunta en su libro "El arte de dirigir" Rodolfo "Fatty" Navarro a Javier Aguirre.
"Ganar sin duda. Hay muchos métodos para ganar, incluso malos y no muy recomendables. Jugar bien es dificilísimo porque se tienen que dar una serie de factores que muchas veces no se logran en un equipo", responde el "Vasco".
Ganar es la única consigna
encomendada a Matías Almeyda en el momento de firmar su compromiso con Chivas. Ganar sin jugar bonito, ganar sin jugar bien, ganar por las buenas, ganar por las malas, ganar espectacular o ganar aburrido, pero ganar.
El caso Chivas-Almeyda es probablemente el mejor ejemplo cercano de lo que sacude un cambio en la dirección técnica de un equipo a mitad de temporada. Con los mismos futbolistas y en las mismas instalaciones, Almeyda y su cuerpo técnico han logrado en tan solo dos semanas y cuatro partidos, borrar de un plumazo las pésimas decisiones de su dueño y de paso superar en la Liga, en tan solo tres jornadas, lo hecho durante ocho por "Chepo" De La Torre.
No, Matías Almeyda no llegó con la varita mágica que todos desean. Su llegada tenía todos los pronósticos en contra y todas las agravantes para el rechazo y la poca tolerancia. Pero el futbol, con toda su generosidad paralela a su ingratitud, tiene hoy al director técnico de Chivas en los mismísimos cuernos de la Luna, sobre todo tras ganar el Clásico de manera categórica.
Si el refrán dice: "Equipo que estrena técnico, gana", se debe a la comprobada reacción de un plantel ante el cambio. A la comodidad amenazada y a la oportunidad presente. A veces basta con liberar a un equipo de presiones anteriores, a veces con otro discurso y otra cara, pero lo cierto es que Chivas es un equipo antes y otro después de Almeyda. Por idéntico marcador y con la angustia necesaria para valorar cada triunfo, Chivas mira firmemente hacia la Liguilla con el reto más complicado en el futuro inmediato: visitar a Pumas, equipo que ha ganado sus cinco encuentros como local, con 14 goles a favor y ninguno en contra. Si visitar al América 10 días después de su toma de posesión como director técnico fue un gran reto, Almeyda tendrá esta vez una prueba mucho más compleja.
El riesgo de una derrota en Ciudad Universitaria se incrementa por la ausencia de tres jugadores que han resultado muy importantes para el equipo, en el actual torneo: "Dedos" López, Carlos Salcedo y Hedgardo Marín. Ello, además de la baja por lesión del "Chatón" Enríquez.
Mención aparte merece Omar Bravo en este Chivas de hoy en día. En los tres encuentros de Almeyda, Chivas anotó seis goles, el delantero mochiteco anotó cuatro de ellos y participó directamente en uno más. Desde el Clausura 2008, justo antes de iniciar su peregrinaje por diferentes ligas y equipos, Bravo no anotaba nueve goles en un torneo. Él dice que el nacimiento de su reciente bebé ha sido la clave. A sus 35 años y con tanto potencial, más bien le llamaría: madurez tardía.
En el libro referido del "Fatty" Navarro, Luis Fernando Tena le responde en su entrevista: "Lo más importante en un partido es la calidad de los jugadores. El juego pertenece a ellos, no a los técnicos; después sí, se pueden compensar algunas cosas a través de táctica, estrategia o motivación".
¿Ganar o jugar bien hoy en Chivas? Tal parece que con Almeyda es posible lograr ambos.
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