¿Viene una crisis? (I)

Fernando Von Rossum
en CANCHA


Recordando a Yogi Berra, ya le cantó la gorda.

 
Amables aficionados: en sus 96 años, la NFL ha tenido grandes estrellas en todas las posiciones, pero, sin duda, los nombres más famosos fueron, son y serán los de los motores que mueven toda la maquinaria: los mariscales de campo o "quarterbacks".

Por cierto, ignoro si sabrán que estos nombres fueron inventados.

Al

tomar en cuenta el conjunto de mariscal y corredores en la antigua formación T se tuvieron que improvisar los nombres.

"Quarterback" significaba un cuarto o 25 por ciento atrás de la línea; "halfback", medio atrás, y "fullback", todo atrás, el que estaba más lejos de la línea de golpeo.

Pero divago, regresando al tema central, cuando se habla de la NFL saltan ineludiblemente a la mente los mariscales famosos, los que escribieron y escriben la historia del futbol americano profesional.

Y emergen por generaciones.

Ojalá algunos de ustedes recuerden o hayan sabido de Sammy Baugh, Otto Graham, Bobby Layne, Norm Van Brocklin y Y.A. Tittle.

Seguro a muchos más les resuenen Len Dawson, John Unitas, Bart Starr y George Blanda.

Y luego siguen Frank Tarkenton, Terry Bradshaw, Roger Staubach, Dan Fouts y Bob Griese, y a continuación la brillante nueva generación con Joe Montana, John Elway, Jim Kelly, Dan Marino, Steve Young, Warren Moon y Troy Aikman, finalizando con los actuales: Peyton Manning, Drew Brees, Tom Brady, Ben Roethlisberger, Joe Flacco, Andrew Luck, Philip Rivers, Tony Romo, Eli Manning, Carson Palmer y Aaron Rodgers.

Ustedes imaginen remover a cualquiera de éstos del equipo donde juegan y serán claras las consecuencias.

En pocas palabras, la NFL gira alrededor del talento excepcional de sus mariscales, que son los que ganan partidos, llenan los estadios y ocasionalmente añaden el Trofeo Lombardi a las vitrinas en las oficinas del club.

Y es que son muy pocos los que pueden llenar los requerimientos del puesto. Aspirantes con brazos potentes, estatura y fortaleza sobran, pero eso no basta para poder tener éxito en la conducción de un equipo.

Son las cualidades mentales y emocionales las que terminan definiendo a un exitoso mariscal.

En esta posición se tiene que manejar la presión de los partidos, el saber sobreponerse a la adversidad, el tener una enorme confianza en si mismo, aunada a una inteligencia especial para descifrar lo complicado de las estrategias.

No hay mariscal sin un alto IQ. Pero las cosas están cambiando, no para bien. Continuamos el miércoles.

Por ahora, hacemos una pausa...

 
fvrossum@reforma.com