Seguir hablando de las Chivas podría ser parecido a la negación frente a la evidencia, pero como varios de sus integrantes del pasado reciente y del incierto futuro siguen sin creer los movimientos de los últimos días, reaniman el asunto como tema de interés y preocupación al mismo tiempo.
Está claro que uno va al médico cuando se siente mal generalmente. Aunque también hay quienes lo
visitamos por prevención con los exámenes anuales de rigor, el común denominador acude a consulta cuando algo le duele.
El Rebaño tiene un nuevo "doctor" que necesita diagnosticar y sanar rápidamente a su rayado paciente.
No lo está atendiendo en la comodidad del consultorio conocido ni con cita previa. Le está llegando en camilla, con una conmoción de ideas parecida a un gran hematoma y sin su hoja de antecedentes clínicos. Es decir, que para el doctor Almeyda no hay referencias importantes porque no conoce al enfermo, no sabe cómo se tratan esas dolencias en un lugar tan complicado como Chivas y además el doliente no lo ve con la confianza necesaria para que fluya la relación entre galeno y paciente.
En otras palabras, el cuadro podría ser peor -si faltara un mes para decidir descenso por ejemplo- pero está claro que debería ser mucho mejor.
Matías Almeyda no solamente tendrá que echar mano de todo su oficio como buen futbolista para interpretar situaciones, ni del bagaje con que haya enriquecido su corta carrera como técnico. Tiene, además de ello, que utilizar todas las habilidades sociales que tenga para convencer pronto a los jugadores -sobre todo a ellos-, aficionados y directivos, que es el personaje indicado para sacar al Guadalajara del atolladero en el que se ha metido durante largo tiempo.
Almeyda, pues, habrá de tener conforme pasen los días mayor referencia de lo que ya percibió desde su llegada a México el fin de semana pasado: el sitio al que se ha metido.
Dirigir al Guadalajara es un honor para cualquiera pero es un equipo diferente a casi todos los demás. Lo ha sido históricamente, y más aun desde que lo adquirió Jorge Vergara, quien en promedio despacha un técnico cada 16 partidos. Almeyda sabrá, al igual que la directiva que vaya a ser nombrada, que la siguiente mordida será sobre ellos.
Este jueves ofrecerá una conferencia de prensa Néstor de la Torre. Sabremos más detalles de lo que se ha vivido en Chivas durante las últimas semanas.
Lo demás, sin embargo, es lo que con los rojiblancos suceda en el campo de juego. El calendario le va a apretar el grado de dificultad con visitas próximas al América, Pumas y Atlas. Mal itinerario para andar incompleto de salud.
Almeyda también paga facturas con un entorno que no le recibe bien.
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