Amables aficionados: haciendo a un lado, al fin, los temas legales, podemos entrar en la "raison d'etre" de la NFL, los partidos que definirán esta nueva temporada, la número 96 en la historia de la Liga.
Hay drama atrás de los dos conjuntos que abrirán las acciones, tanto del campeón que recibe, Nueva Inglaterra, como del oponente que visita, Pittsburgh.
Hace algún tiempo la
situación se veía harto desfavorable para los Patriotas con la suspensión de cuatro partidos pendiendo como espada de Damocles sobre su mariscal estrella, Tom Brady. Su ausencia, aunada al vacío dejado por los esquineros Darrelle Revis y Brandon Browner, hacía percibir a un equipo con grietas en su estructura.
Los Acereros, por su parte, eran mencionados como fuertes aspirantes al Súper Tazón y poseedores de una de las más explosivas ofensivas de la Conferencia Americana.
Brincando a tiempo presente la situación se ha invertido. Brady ganó su juicio y está listo para participar, mientras que Pittsburgh sufre la ausencia por fractura de su centro estelar Maurkice Pouncey y la suspensión por cuatro juegos de Martavis Bryant, un receptor que tiene todo, menos la sensatez para convertirse en uno de los mejores de la historia.
Si se suma la también suspensión a Le'Veon Bell tenemos que los Acereros se presentan con tres de sus titulares ofensivos fuera de acción, y con mucha desconfianza en una defensa que no mostró avances durante la pre-temporada.
Si ganarle a Nueva Inglaterra en casa es una hazaña, intentarlo con las debilidades mencionadas sería doble. El conjunto de casa ha salido avante en 11 de los 13 partidos de inauguración en jueves, y es muy probable que ese número aumente a 12 mañana.
Los jugadores de Pittsburgh han sufrido una semana de sentimientos encontrados. Por un lado, obviamente que deseaban enfrentarse a Jimmy Garoppolo como el mariscal contrario, pero al mismo tiempo disfrutaron el descalabro legal de Goodell, ya que si hay un grupo que lo detesta mayormente, son los Acereros.
Este equipo fue el único de los 32 que no votó a favor del actual Contrato Colectivo porque alegaba que le daba demasiado poder al comisionado. Y los Rooney tuvieron razón, Roger Goodell se mareó en una corcholata y como el "bully" del salón de clases se solaza dando manotazos a los más débiles.
En los últimos cinco casos de renombre, los jueces lo han puesto en su lugar. En fin, arrancamos. Por ahora, hacemos una pausa...
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