Manzo, en la mira
Por ahí me enteré de que no sólo Sergio Bueno está en capilla en el Cruz Azul después de que marcha en el segundo lugar de la clasificación, claro, si se ve la Tabla de cabeza, o sea, está en penúltimo lugar.
Resulta que, en caso de que el ex entrenador de Jaguares, Puebla, San Luis, Necaxa y demás equipos concluya abruptamente su era en La Máquina, lo cual
se ve muy factible, pues no se iría solo, porque hay quienes ven como responsable de su llegada y de la contratación de los jugadores que con él llegaron al directivo Agustín Manzo.
Si bien hay una parte de la directiva del Azul que preferiría aguantar a Bueno, al menos a que concluya el torneo y en diciembre decantarse por otro director técnico, hay quienes no están dispuestos a tener mucha paciencia y no sólo ven cercana la salida de Sergio del timón, sino que quieren que se vaya Manzo con él para que de una vez llegue un directivo de más caché, como dicen, o que tenga una historia reciente como ganador. Y no me refiero a Carlos Hermosillo, quien le tira con todo a La Máquina cada vez que puede (y eso que dice que quiere mucho al equipo).
Me comentan que la cosa está tan calientita en La Noria, que la guillotina podría caerle primero a Manzo, independientemente del tiempo que le quede a Bueno en el banquillo.
Así que, mis queridos cruzazulinos, saquen su libretita para agregar más nombres a la colección de directivos malogrados, que ya le anda compitiendo al de años sin títulos de Liga y al de los entrenadores que han ido y venido en todos esos 18 años.
Roban a silbantes
Donde de plano se pasan en no poner un candado, una cadena más fuerte, algún policía o de plano a un guarura es en el Estadio Banorte, donde el sábado pasado poco faltó para que dejaran al cuerpo arbitral hasta sin chones.
Y eso porque a los ladrones que se metieron al vestidor de los árbitros en Culiacán no les interesó la ropa del silbante Luis Enrique Santander y sus asistentes, José Santana, Salvador Saldívar y Adonai Escobedo, pero sí relojes, carteras, aparatos electrónicos, tabletas y celulares, por lo que la cédula tuvieron que redactarla a la antigüita, con pluma y papel.
Con decirles que hasta tuvieron que pedir aventón al hotel, porque ni para el taxi de regreso les dejaron.
Lógicamente, los árbitros levantaron la denuncia correspondiente, pero tuvieron que llamar a su nuevo jefe, Héctor González Iñárritu, esa misma noche, para pedirle apoyo en el regreso al DF.
san.cadilla@reforma.com