No es temprano para pensar en el segundo cese de un técnico, pero sí lo es para quien tomó el cargo al iniciar este torneo.
La presión de la tribuna y de los medios es superior a la que internamente ejerce Cruz Azul sobre Sergio Bueno. Mientras que fuera de La Noria se pide un cambio de estratega a toda voz, el presidente Guillermo Álvarez y Agustín Manzo niegan que no estén contentos con
su trabajo pese a que los resultados no llegan.
La palabra de directivo nunca hay que tomarla como juramento porque hay circunstancias que la pueden hacer cambiar súbitamente. El voto de confianza es muchas veces el prólogo al desenlace y se brinda como una herramienta para intentar revertir la tendencia negativa en el siguiente partido.
Cruz Azul tuvo cambios importantes en su plantel, modificó su cuerpo técnico y vuelve a sufrir porque la documentación o la presencia de algunos de sus refuerzos no estuvieron a tiempo. Hubo atorones en la negociación que tiraron algunos prospectos y tardanzas en el trámite con otros.
Por si eso fuera poco, ciertos jugadores que han confiables en La Máquina han fallado en momentos tan cruciales como puntuales. Y ante el error individual, reza el axioma, no hay táctica que valga.
Otra frase de batalla dice que los clásicos son diferentes. La historia, ciertamente, se ha encargado de demostrarlo.
América se encuentra en un momento diferente al del inicio del torneo. Aunque estamos hablando de poco más de un mes de actividad, el futbol es tan dinámico que ya dio tiempo de condenar a Nacho Ambriz como de celebrar el juego cada vez más convincente de sus Águilas goleadoras.
Hay lapsos en los últimos cuatro partidos en que el futbol mostrado raya en lo exquisito.
El sábado en el Azul veremos a dos equipos en diferente situación pero con parecidas obligaciones. Y eso, lo que una franquicia importante tiene que ofrecer siempre, es lo que impide ser demasiado piadoso. Salvo que se tenga un proyecto a mediano plazo no es posible resistir mucho más. Cruz Azul sin embargo ha mostrado paciencia ante las crisis. Sabremos pronto si volverá a contar con ella.
La calidad de uno y otro plantel es semejante. La diferencia es que América ya cuajó un proyecto en el que puede cambiar a ciertos personajes, y La Máquina no termina de hacer sólido el suyo.
Se presagia un buen partido y existen varias preguntas que deberán contestar los 90 minutos de un clásico siempre atractivo.
Varias figuras del presionado anfitrión tendrán que ofrecer soluciones porque tienen la calidad y capacidad para hacerlo. El técnico propone y el futbolista dispone.
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