Nunca mejor que juntos

Francisco Javier González
en CANCHA


La relación entre Chivas y Omar Bravo ha sido de amor-odio.

En el Guadalajara es difícil vivir mucho tiempo sin desencuentros y el delantero de Los Mochis ha tenido los suyos.

Habitualmente los delanteros que han logrado ser los máximos anotadores de su club han tenido historias más o menos felices. Largas estancias, integración, identidad.

En el caso de Omar existió un

rompimiento cuando fue enviado a trabajar con los juveniles de Chivas. Intentaba rescindir su contrato para irse a jugar a España, lo que más tarde logró.

Su experiencia ahí fue de números rojos. El técnico Miguel Ángel Lotina encabezaba la lista de personajes enojados con Omar, quien tuvo que regresar a México poco después.

En tiempos más recientes, para su segunda etapa en el Guadalajara, Bravo fue convencido de volver en buena medida por "Chepo" de la Torre. Fue el entrenador quien limó las asperezas que aún existían con la directiva.

El último regreso al Rebaño tuvo su parte tormentosa: viniendo del Atlas, donde muchos fanáticos le repudiaron haber jugado, fue uno de los múltiples delanteros que se contrataron sin que esa haya sido la solución. La sequía era frecuente.

El gran argumento que ayudó a que Omar decidiera regresar tan repetidamente a Chivas fue el del sueño cumplido ayer: convertirse en el mejor goleador en la historia del equipo.

Los dos tantos de anoche fueron anotados en un momento sumamente oportuno: había necesidad imperiosa de ganar, de quedarse con tres puntos vitales para la larga lucha por la permanencia que no podrá garantizarse en un buen rato, y cuando los líderes del equipo -Omar lo es sin duda- tenían que levantar cabeza en un plantel lleno de lesiones y novatos.

En Chivas no solamente la directiva es temperamental. También lo es Omar. Pero ambas partes saben que estar juntas ha sido lo mejor que les pudo pasar. Bravo nunca vistió más de un año una camiseta diferente ni tardó más de dos en regresar.

No se acomodó en el Dépor, en Tigres ni en Cruz Azul. Sí lo hizo en el Atlas, respirando aires tapatíos mientras dormía con el enemigo.

El esfuerzo de las Chivas y de Omar Bravo debe ser sostenido. Hay que incrementar la cuenta goleadora en un club históricamente falto de eso.

Respecto al inolvidable "Chava" Reyes, Omar tiene un mérito adicional: no jugó para el Campeonísimo dominante de la Liga, sino para una versión accidentada que pelea para salvarse y por mantener una congruencia deportiva en su gestión.

Ante la falta de goleadores mexicanos y pese a su accidentada relación, Chivas y Omar tienen algo que celebrar: estar juntos por encima de todo lo que les ha sucedido.

 
 
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