San Cadilla
en CANCHA


Papelón
 
 
Es bien sabido que si la cabeza no está bien, difícilmente lo demás andará de manera óptima.

Es muy evidente que Miguel Herrera no atraviesa su mejor momento al frente de la Selección Mexicana y eso se refleja en la falta de confianza de sus pateabalones. Quien lo iba a decir: todo el escándalo y antipatía que se vino a generar por andar promoviendo al

Partido Verde en pleno día de elecciones.

Lamentable eso de irle a reclamar al árbitro al final del partido cuando tu escuadra acaba de empatar ¡4-4 con Trinidad y Tobago! ufffff, eso no tiene perdón del dios del balompié. Es de meterse corriendo al vestidor con la cara en medio del saco.

Digo, al "Piojo" se le está cargando la mano, pero tampoco pueden salvarse elementos como Diego Reyes, quien ni tiene liderazgo en la zaga y tampoco se ha mostrado concentrado; "El Maza", cometiendo errores como de antaño; y Yasser Corona, quedando a deber en funciones defensivas.

De verdad, estos zagueros mexicanos dan más facilidades que custodios del Penal del Altiplano... ¡una vergüenza! Claaaro, la culpa no es del indio, sino de quien los pone a jugar una sistema que no dominan y que continúa cambiando.

Ah, pero eso sí, Herrera es bueno para ponerse al tiro con los que considera que lo critican de más, porque durante la triste igualada ante los trinitarios le recordó a más de alguno que tienen mamá de una forma muy coloquial en pleno estadio, cuando lograron la remontada.

Luego, en la rueda de prensa, le dijo al periodista Rafa Ramos "¡no seas payaso!" cuando éste le preguntó si en su equipo había displicencia y rebeldía ¿pueden creerlo? ¿qué sigue? ¿que le diga a Jaime Camil "¡ya no hagas tantos comerciales, caón, afectas tu imagen"?

Claro, si el trabajo táctico se viera bien nadie diría nada, pero tampoco.

A ver en qué termina todo esto.

 
 
 
 
Regidora Águila
 
 
Insisto: el tema de la violencia en los estadios que generan algunos inadaptados no tiene, ni tendrá fin, mientras que no se implementen medidas radicales. Ajá.

Bueno, ahora resulta que el Ayuntamiento de Guadalajara está buscando la manera de echarle la bolita a los clubes, sobre todo al Atlas, en el sentido de ya no rentarles los policías municipales para cuidar adentro del Estadio Jalisco.

Digo, hasta cierto punto la regidora Cristina Solórzano tiene razón, porque no está la Ciudad como para andar descuidando la vigilancia.

El problema es que los elementos que contratan para la seguridad privada no tienen la preparación adecuada porque agarran al primero que pasa por la esquina y esté dispuesto a ganarse unos 200 pesos; parece que darle una playera fosforescente hará que por ósmosis reciban capacitación para controlar turbas violentas.

La regidora, quien por cierto es americanista de hueso colorado, considera que ese es un problema de los Clubes Unidos de Jalisco y que serán ellos los que deben de resolverlo.

Y aquí viene lo interesante, porque esta organización que administra el Estadio Jalisco -actualmente a cargo de Alberto Castellanos, de la UdeG- no tiene dinero; bueno, con decirles que se han presentado quincenas en las que no hay ni para pagarle a los trabajadores. Si no pueden con eso, imagínense si van a modernizar la entrada con torniquetes y a modificar el sistema de circuito cerrado.

A ver de qué color se ponen los directivos tanto del Atlas como de los Leones Negros. Lo que no se vale es que el de por sí ya deteriorado entorno del futbol, otrora familiar, se vuelva mucho más peligroso de lo que ya es.

 
 
 
 
Refuerzo atlista
 
 
Las negociaciones siguen para el refuerzo del Atlas, pero mejor no se los voy a decir porque luego me acusa Heriberto Ramón Morales que se le cae por mi culpa.

Por tal motivo les daré mejor otra pista. Jugó en el futbol de Francia y llegaría prestado. Ahí se las dejo botando en el área para que la rematen.

 
 
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