Reto indescriptible

Rafael Alarcón
en CANCHA


"El secreto del golf está en convertir tres golpes en dos".

Bobby Jones, profesional de golf
 
 
Saint Andrews Golf Lynks, en Escocia, es un campo que trae el recuerdo de buenos momentos, pareciera que fue ayer cuando veíamos a Lorena Ochoa ganar. La "Cuna del Golf" albergó por primera ocasión un torneo para damas en el 2007 y fue nada menos donde Lorena se adjudicó su

primer "Major".

He tenido la suerte de jugar el campo y es, sin duda, una de las mejores vivencias que se pueda aspirar a tener en el repertorio. Ahí se jugaba la Alfred Dunhill Cup. Un torneo de 16 países bajo eliminación directa. En 1990 nos ganó Escocia en el primer partido.

En 1993, junto con Carlos Espinoza y Juan Brito, bajo un formato de Round Robin en grupos de cuatro países, enfrentamos a Inglaterra en la primera ronda y nos ganó 3-0, perdí contra Sir Nick Faldo (72-75). En el segundo partido nos enfrentamos a Sudáfrica (Ernie Els, Fulton Allen, y David Frost). Mi rival fue Els y con un score de 72-73 gané el primer punto para México; Brito perdió con Frost y Espinoza le ganó en desempate a Allen, quien ante la furia de perder rompió tres bastones de regreso a la Casa Club.

Los scores hechos no suenan nada bien, menos si consideramos que Saint Andrews es como cualquier clásico campo tipo lynks: sencillos sin presencia de los elementos, pero monstruosos cuando se aparece el viento, la lluvia o el frío.

Las rondas iniciaban con retraso de dos horas por congelamiento en fairways y greens (amanecíamos a -2 grados), para la hora de iniciar la temperatura alcanzaba los tres sobre cero, pero el viento aparecía con una fuerza de 20 a 30 millas por hora con una llovizna ligera.

Jugar bajo esas condiciones es un reto indescriptible porque el cuerpo reacciona muy diferente, la vestimenta se parece más a la de un alpinista a media montaña nevada. Los golpes se calculan en base a la combinación de la fuerza y dirección del viento, humedad, más la temperatura ajustados a la altitud del nivel del mar.

Así fueron algunos de los hoyos contra Els: en el dos, par 4 de 411 yardas jugándose contra el viento, requerí de un driver y un dos de fierro para llegar al green con el segundo golpe desde las 170 yardas. En el 11, un par 3 de frente a la bahía y donde más se afecta el viento en contra le pegué una sensacional madera tres mientras Els un dos de fierro, que medía entonces 164 yardas, y ambos caímos a green.

Al ir acercándonos al green su bola empezó a rodar de regreso al fairway 40 yardas. En el famoso hoyo 17, conocido como el par 4 más difícil de hacer par, el viento soplaba a favor, eran 455 yardas, salí con cinco de fierro y luego pegué un tres de segundo golpe a la entrada del green, justo donde dicen los locales que hay que ir, salvé el par con dos putts y luego cerré con birdie en el 18 para ganar ese partido a Els.

El Abierto Británico se juega en Saint Andrews esta semana y todo apunta que será uno de los mejores en muchos años considerando que las dos sensaciones del momento Jordan Spieth y Ricky Fowler llegan con lo mejor de su juego, ambos ganaron torneo el domingo. Nada sería mejor que aparecieran los elementos que hacen el reto en los campos tipo lynks.

Hasta el próximo green.

 
 
 
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