¿A alguien se le ocurrió que podría ser una buena idea en estos tiempos de crisis de imagen? ¿O fue un proceso natural de evolución administrativa? ¿Acaso una reivindicación de los derechos de las mujeres?
Lo cierto es que por decisión de la Concacaf después de un siglo el voto femenino llegó al Comité Ejecutiva de la FIFA como un derecho y no como una cuota.
La pionera se llama
Sonia Bien-Aimé y representa a la Federación de las islas Turcos y Caicos. Había sido propuesta, en 2013, para acceder a una silla como invitada femenina a la cúspide de la multinacional de la pelota. Pero la elegida resultó ser Lydia Nsekera, de Burundi, quien obtuvo más votos que la turcocaiqueña (¿así se dirá?) y que la australiana Moya Dodd. Ahora la diferencia no es poca cosa: no se trata de una concesión al género sino de un voto por representación de una confederación.
Esta multiatleta fue corredora de 200 metros, salto alto y salto largo y capitana de la selección femenina de su país. También está certificada como juez internacional de atletismo.
"Desde pequeña soñaba con tener un trabajo vinculado a los deportes para viajar por el mundo, no importaba qué deporte fuera. Aquí en Turcos y Caicos lo que te puedas imaginar es un tanto limitado", confesó una vez.
Comenzó su carrera en la dirigencia como asesora legal, pasó a la Secretaría General y últimamente a presidir la Federación de este archipiélago tan extenso como Tlalpan y Xochimilco juntos. Turcos y Caicos está bajo la soberanía británica ya que luego de planear la independencia para 1982 decidió seguir bajo el manto de la Reina Isabel II. El país debe su nombre a los abundantes cactus con forma de fez, el sombrero turco, y a unos arrecifes profundos. La economía se basa en el turismo y en las facilidades para las inversiones extranjeras que, sin embargo, han generado acusaciones de lavado de dinero.
A nivel futbolero apenas tiene una cancha de pasto natural financiada por la FIFA con un fondo de 240 mil dólares anuales que prácticamente se gastan en el agua para el riego. El terreno lo usan para entrenar los equipos nacionales masculinos y femeninos.
Cuando asumió la presidencia, Bien-Aimé dijo que su meta era que cada pequeña isla tuviera una cancha.
"No creo que alguna vez nos podamos mover del ranking de la FIFA (#193), al menos por ahora. Lo que sí aspiro es a tener suficientes jóvenes para formar un equipo y no tener que renunciar a participar por falta de jugadores. ¡Eso sería un éxito!", ha comentado.
Dado que ocupará el lugar de un acusado del FBI por corrupción (Eduardo Li, dirigente de Costa Rica detenido en Suiza) y que su gran valedor fue Jeffrey Webb, presidente de la Concacaf (otro arrestado), Bien-Aimé deberá decidir cómo marcará esta oportunidad histórica porque los malos pasos no respetan género.
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