San Cadilla
en CANCHA


La nueva Cuba
 
Si la Selección Mexicana quiere congraciarse con sus aficionados después de lo que fue el fiasco en la Copa América, ahora es el momento, en el partido de debut contra Cuba, aprovechando que será quizás la última vez en que los isleños lleguen a un torneo con el grado de equipo amateur y con jugadores que están pensando más en lo que ocurre en sus casas que en jugar

futbol.

Resulta que con eso de que poco a poco se van suavizando las restricciones económicas de Estados Unidos a Cuba, en un futuro no muy lejano los jugadores de la isla podrán contratarse con clubes profesionales de otros países, lo que sin duda les dará más condiciones para el momento en que estén con su Selección.

Pero por lo pronto, el equipo cubano apenas estará completo, y eso todavía no se sabe bien.

Incluso, el técnico llegará a Chicago minutos antes del partido de mañana contra el Tri, que ya lleva varios días entrenando allá en el "Gabacho".

Con esto, pretextos va a tener muy pocos el equipo del "Piojo" Herrera para no recetarle una buena paliza a los caribeños, porque si mañana no se come el flan, no quiero pensar en lo que pasará después ante otro tipo de rivales.

 
 
Calladito te ves más bonito...

 
El que se regresó muy decepcionado a Brasil fue el delantero Guilherme Milhomem Gusmao.

Y es que, curiooosamente, de los tres refuerzos del extranjero que habían llegado para integrarse al Cruz Azul, el brasileño fue el único que se exhibió como cementero, y al final no se arregló.

Mientras que su compatriota Fábio Santos y el argentino Ariel Rojas fueron bastante cautos en sus palabras y acciones al llegar a México, Gusmao no tuvo empacho en decir que ya era parte del conjunto celeste, a pesar de que aún no hacía los exámenes médicos.

Además de irse de la lengua, el aún atacante del Atlético Mineiro no puso peros para dejarse retratar con la playera del Cruz Azul, lo que no sucedió con Santos, quien dudó por unos segundos en posar, o con Rojas, quien se negó rotundamente a ser fotografiado.

Guilherme fue todavía más lejos al decir que ya se consideraba jugador del equipo, pues todo estaba acordado, y que sólo necesitaba entrenar para ganarse un lugar.

Pero lo único que Gusmao se ganó tras reunirse con la directiva celeste fue un vuelo de regreso a su país, pues tuvieron diferencias insalvables a la hora de ponerle números al contrato.

Al menos Gusmao podrá subir a su Facebook la foto con su playera celeste y pensar dos veces antes de hablar de más.

 
san.cadilla@reforma.com