'Guerra civil regia' en puerta
Como no soy ningún malpensado, jamás imaginé que el extraordinario esfuerzo económico que están haciendo los Tigres por armar un trabuco tenga algo que ver con opacar la fastuosa apertura del Estadio de Rayados. No, yo no soy así.
Pero mis amigos regiomontanos no hablan de otra cosa.
Cuando algún fan del Monterrey tiene a bien
presumirle a uno de Tigres el nuevo estadio, el felino, literalmente, le echa el Ferrari, bueno, cambiémoslo por el Lamborghini (Para mantener las metáforas automovilísticas italianas, porque el otro era de Gustavo Matosas en el América), presumiéndole a su contraparte rayada la llegada de Gignac, Damm, Aquino y Uche, fichados, según las versiones oficiales de Tigres, para enfrentar con mayores posibilidades de ganar la Semifinal de la Copa Libertadores en que enfrentarán al Internacional de Brasil.
Pues bien, si las cosas le salen bien a los pupilos de Ricardo Ferre-tti, entonces Tigres provocara "sin querer", y que conste que sería "sin querer", que Monterrey se ponga de cabeza en la última semana de julio porque ¿qué creen?
Si los universitarios llegan a la Final, jugarán la ida ante el ganador del duelo River-Guaraní el 29 de julio en el Estadio Universitario, apenas 4 días antes de ¿qué creen?
Sí, de la inauguración del Estadio BBVA, que si de por sí se devaluó cuando anunciaron que el invitado sería el Benfica y no el Barcelona, ¿se imaginan que todo mundo hable de la Final de la Libertadores en lugar de la apertura del costosísimo inmueble que está programada para el 2 de agosto?
La guerra civil está en puerta.
El sueldo de Diego Alonso
Diego Alonso tuvo la soga en el cuello y hoy ya disfruta las mieles del futbol mexicano.
Dicen que si se encuentran por las calles de Pachuca al técnico uruguayo, seguramente lo verán muy de buenas, y motivos no le faltan, ya que después de picar y picar piedra con los Tuzos en su torneo de debut, tuvo un incremento salarial significativo, de poco más del 200 por ciento.
Y no es que el técnico estuviera muy bien pagado, de hecho, diiicen que aceptó ganar casi una bicoca con tal de recibir su primera oportunidad en el futbol mexicano, pero eso sí, con una cláusula de que, en caso de clasificar a la Liguilla (y exhibir una idea futbolística agradable), la cantidad de billetes que caerían a su cartera se incrementaría considerablemente.
Lo que no estaría mal es que Alonso evite subirse al tabique y que mejor dé gracias a quien tenga en más alta estima en los cielos porque, a fuerza de ser honesto, fue un milagro el que los Tuzos se metieran a la Fiesta Grande y así él pudiera gozar, ahora sí, de la dulzura del futbol mexicano.
san.cadilla@reforma.com