Sencillez Mata todo
Me contaron que en Cancún quedaron maravillados por la sencillez del español Juan Mata, del Manchester United, quien no sólo se presentó a tiempo para una clínica con niños que impartió por allá, sino que jugó con todos, a muchos de ellos les dio consejos sobre su forma de pegarle al balón y conducirlo, felicitó a lo que lo hicieron bien y se quedó casi una hora
para firmar autógrafos a cada uno de los que acudieron a la convivencia, sin descanso y sin importar que el sol pegara con fuerza.
La visita de Mata, por supuesto, fue comparada con la de otras estrellas que estuvieron en la playa más visitada de México, como la de Lionel Messi, hace unos años, cuando no acudió a una práctica con niños con dificultades motrices, lo que causó que muchos salieran llorando del lugar al ver su ilusión rota, o se aventara la puntada de llegar tres horas tarde a la cena que organizó una fundación, y sólo estuvo media hora y de muy mala gana, sin involucrarse con el objetivo del acto.
Así que a Mata ya lo consideran como rey en Quintana Roo, y se lo ganó a la buena.
¡Llévele, llévele!
¿Se acuerdan de Alejandro Argüello, una de las joyas de la cantera del América y que ahora juega en el Correcaminos?
Pues bueno, les cuento que aún le saca jugo a su etapa como azulcrema, y puso en venta-subasta playeras de ex compañeros suyos como Óscar Rojas y Rosinei.
En Facebook, Argüello invita a coleccionistas y americanistas de hueso colorado a ofertar por las casacas del "Kevin" y "La Piraña", que, según dice, fueron usadas por los futbolistas.
Pero no se crean que aquí acaba la cosa, pues ya encarrerado, también vi que vende 10 botellas de cognac, "del bueno", a 6 mil pesos.
Así que si usted quiere una de estas playeras, puede obtenerlas con el plus de comprárselas a un ex americanista. Igual y valen más.
'Gran' diferencia
En Cruz Azul podrán envidiar los títulos recientes del Toluca, pero no el trato a sus jugadores.
La semana pasada se vivieron las dos formas de recibir a un refuerzo extranjero. Mientras personal de La Máquina estuvo al menos media hora antes de que aterrizara el avión en el que venía su refuerzo Fabio Santos, desde Sao Paulo, los escarlatas ni sus luces para recibir a Enrique Luis Triverio, desde Buenos Aires.
A Santos, quien viajó junto a su agente, lo recibieron dos personas del club que lo llevaron a su hotel.
A Triverio, quien también arribó con su representante, no lo esperaba nadie, por lo que al llegar tuvo que ir a cambiar moneda de su país por pesos mexicanos y decidir si rentaba coche o tomaba taxi.
Bien dicen que, para ser un equipo grande, se necesita mucho más que sólo títulos.
san.cadilla@reforma.com