El corredor australiano Ron Clarke es parte de una lista de atletas cuyos nombres están gravados con letras de oro en la historia del atletismo mundial.
Clarke, quien murió esta semana a los 78 años de edad, fue el primero en la historia en bajar los 28 minutos en los 10 mil metros, cuando rompió su propio récord mundial en 1965 por más de 35 segundos para cronometrar
27'39"4.
Gracias a eso, el australiano pasó a formar parte de la lista que integra a los legendarios Emil Zatopek, Paavo Nurmi, Paul Tergat, Haile Gebrselassie y Kenenisa Bekele, y de la que el mexicano Arturo Barrios también es parte.
El fondista australiano rompió 17 récords mundiales entre las dos millas y el récord de la hora entre 1963 y 1968, y se le recuerda por el desplante de deportivismo que mostró en los Campeonatos Nacionales de Australia en 1956. Clarke corría la prueba de la milla cuando otro corredor le pisó su talón y lo hizo caer. El también australiano John Landy, el segundo ser humano en bajar los cuatro minutos en la milla, cortó a Clarke con sus picos al tratar de evitarlo.
Landy se detuvo para ayudar a Clarke, pero éste le dijo que por él no se detuviera y le urgió que siguiera con su carrera. Landy había perdido unos 30 metros al retomar su paso, pero haciendo un esfuerzo sobrehumano se recuperó para ganar la prueba.
En los Juegos Olímpicos de Tokio 64 Clarke era favorito para ganar los 10 mil metros, pero Billy Mills, el sorprendente corredor sioux de los Estados Unidos "vino de atrás" para ganar el oro relegando al australiano a la medalla de bronce.
Clarke también participó en Tokio en las competencias de cinco mil metros y en el maratón y en ambas pruebas terminó en noveno lugar. Participar en esas tres pruebas en los mismos Juegos Olímpicos es algo que no se volverá a ver.
Clarke cruzó la meta en sexto lugar en los 10 mil metros en los Juegos Olímpicos de México 68, luego de lo cual se colapsó y estuvo inconsciente durante 10 minutos, a causa de la atmósfera enrarecida por la altitud del Distrito Federal. El fondista sufrió un daño permanente en el corazón a consecuencia de lo anterior y una válvula mitral hubo de serle reemplazada eventualmente. Descanse en paz Ron Clarke.
Recuerda que correr es salud y algo más..., mejor calidad de vida.
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