La Selección Mexicana "alternativa" (para no llamarle "B", "C" o "X") inició con un empate su participación en la Copa América.
Ante un modesto representativo de Bolivia, estos grisáceos tricolores no supieron reflejar en el marcador lo que terminó siendo un claro dominio.
Aunque después del infumable primer tiempo en el segundo exhibió un alentador progreso, entre las propias
fallas y las arbitrales quedó sellada esa igualada que oscurece el ya de por sí nublado panorama del conjunto mexicano en esta Copa América.
Un torneo en el que los principales favoritos, como siempre, son los representativos de Argentina, Brasil y Uruguay, tradicionalmente ganadores en esta competencia. Junto a esas tres potencias sudamericanas, en esta ocasión quizá también deban añadirse como aspirantes al título a los anfitriones chilenos y a los desequilibrantes colombianos.
Los demás parecen meras comparsas con pocas probabilidades de contradecir a los pronósticos.
Por lo pronto, esta edición se presenta especialmente atractiva, porque a ella llegan en plenitud de condiciones las principales figuras.
Messi, Neymar, Tévez, Suárez, Vidal, Alexis Sánchez, James, Alves, por mencionar solamente algunos de los que juegan y brillan en las Ligas de más elevado nivel futbolístico en el mundo.
A equipos conformados por tales jugadores, difícilmente podrá la Selección Mexicana oponerles cabal resistencia sin contar con sus propios mejores exponentes.
Pero como los de pantalón largo así decidieron jugar, sólo resta saber para cuánto les alcanza.
Según parece, para muy poco.
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