Incógnita verde

Francisco Javier González
en CANCHA


La visita de la Selección Mexicana a Sao Paulo para enfrentar a Brasil no permitió superar en el último examen antes de la Copa América la materia en que siempre se queda atorada: saber hacer daño.

Lo que exhibió "Tecatito" Corona frente a Perú durante el rato que estuvo en la cancha abrió el apetito. ¿Por fin volvíamos a ver un jugador desequilibrante, descarado y efectivo que le diera al

Tri la profundidad que históricamente le hace falta?

El juego de ayer encontró una respuesta parcial. Igual que el resto del equipo en algunos lapsos, Corona no se encontró en el terreno. Nunca se le sintió cómodo ni atacando por un lado ni por el otro. Y entonces los intentos de Miguel Herrera naufragaron sin remedio.

Ni Eduardo Herrera con Raúl Jiménez, ni Vuoso ni Fabián pudieron darle claridad a un ataque ensimismado, poco profundo y sumamente predecible.

Y así, un Brasil que no parece más que un equipo terrenal con las individualidades de siempre, derrotó con dos chispazos combinados con la correspondiente distracción a un equipo mexicano al que se le terminó el tiempo de preparación sin haber avanzado demasiado. La lucha contra el tiempo enseñó un duelo con Guatemala en el que no había más remedio que ganar, una colección de titubeos y dudas ante Perú, y lo apuntado ya con el once más parecido al titular.

La mejor noticia para el Tri es haber visto jugar a Bolivia frente a Argentina.

El 5-0 con el que perdió ese duelo el primer rival de México en la Copa América salió barato. En plena transición -una más en su accidentada historia-, Bolivia tiene varios jugadores que tienen más años que partidos internacionales y ese es mal negocio. Juega pocos partidos al año, casi los obligatorios, y eso se nota.

Por lo menos el sábado parecía un conjunto de amateurs tratando de anular a una Argentina que a falta de algunos de sus astros tuvo práctica de tiro a gol con boleto pagado.

Se sabe que un equipo cambia de un momento a otro y que la competencia es distinta a cualquier amistoso hasta por la adrenalina que produce. Pero hay un margen más o menos razonable de metamorfosis. Los milagros suceden muy rara vez.

De tal suerte, México carece de delanteros propios en la Liga y los que tiene en el extranjero juegan poco. ¿Cómo tener entonces un ataque poderoso y explosivo?

Qué va a suceder en la Copa América es una pregunta sin respuesta posible. El verde no es el mejor equipo disponible ni tiene la preparación más prolongada. Tendrá que improvisar con sus talentos a falta de un armado preciso.

De cualquier manera, siempre existe la ilusión de que se encuentre en plena competencia porque ya lo ha hecho y suele traer buenas cuentas.

El punto es encontrar el gol, porque sin ello es imposible ganar, y no distraerse atrás. Qué simplista. Qué complicado.

 
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