El Santos-Laguna se coronó con tres días de anticipación, aunque deba esperar hasta mañana para recibir su corona.
Para quienes aún abriguen algún sueño guajiro-queretano de recuperación, cabe mencionar que nunca en el futbol de ninguna parte del mundo un equipo ha logrado aplastar a un adversario que tres días antes lo haya aplastado.
Si mañana se produce otra goleada, lo más
probable es que no sea tan amplia... y que sea a favor de los mismos.
Después de una Fase Regular con altibajos y "de medio pelo", en la Fase Final esta escuadra lagunera ha jugado tan bien que entre otras cosas consiguió que cada uno de sus rivales ofreciera la peor de sus actuaciones al enfrentarla; los Tigres y las Chivas en las "vueltas", y los pobres Gallos desde la ida.
Al margen de las peculiaridades de un sistema de competencia promotor de la mediocridad e inhibidor de la búsqueda de la excelencia, la legitimidad del título prácticamente santista es incuestionable.
Porque ya se sabe que la Liguilla es un torneo diferente, y en esta ocasión el conjunto lagunero supo jugarlo como ningún otro en cada momento de cada partido.
Y si de distintos torneos se trata, el Barcelona y el Athletic de Bilbao se enfrentan hoy en la Final de otro, de esa Copa del Rey que en España tiene una importancia que su equivalente de acá, la Copa MX, está muy lejos de alcanzar, toda proporción guardada.
Si los catalanes son capaces de responder a su condición de amplios favoritos y de aprovechar cabalmente que esta Final se juegue en su cancha, obtendrán su segundo título de 2015 y quedarán a la espera de conseguir, el próximo sábado en Berlín, el tercero y más importante de todos, el de la Champions League.
A diferencia de lo que sucede en nuestros mexicanos lares, el Barcelona suele jugar en cada partido de cada torneo al tope de sus propias posibilidades, tan extensas que ha logrado convertirse, en mi particular percepción y me imagino que en la de muchos otros, en el equipo que mejor ha jugado en la historia de este juego.
Sólo resta saber si con la obtención de otras dos coronas, sobre todo con la del próximo sábado, logra "avalar" esa condición ante quienes necesitan de títulos para valorar en su justa dimensión a los grandes equipos.
¿Acá el Santos-Laguna ya, y allá el Barcelona qué tan cerca?
En realidad, y aunque los blaugranas ya tengan una, ambos son en este momento algo así como "campeones sin corona"... a los que sólo falta ponerles la suya.
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