Costoso error
Pues resulta que cuando más apuntado estaba para hacer un semestre redondo, al árbitro Roberto García Orozco se le fue la Final del Clausura por no marcar un penal.
Luego de que se animara en los Cuartos de Final a señalar aquella mano de Pablo Aguilar que le dio la pena máxima al Pachuca para eliminar al campeón América, y que fue objeto de debate
porque algunos ex árbitros que analizan en la televisión mencionaron que no debió marcarse porque no había intención del americanista, pues ahora resultó que mejor se abstuvo de señalar la falta sobre Ariel Nahuelpán en las Semis entre Querétaro y Pachuca y eso le costó que lo cepillaran de las designaciones para la Final.
Me chismearon que, después del juego, la cuarteta arbitral vio las repeticiones y ahí mismo tuvieron que aceptar que habían metido la pata gacho al no marcar el penal, y encima haber amonestado al atacante tuzo.
Pero ni tiempo tuvieron de lamentarse porque casi de inmediato les llegó la llamada de atención del jefe técnico, Edgardo Codesal, quien para colmo estaba como visor en el mismísimo estadio.
Fuera de la jugada por su pifia, García Orozco le heredó prácticamente de rebote la ida de la Final a José Alfredo Peñaloza, porque ya estaba cantado que la vuelta era para Francisco Chacón, recuperado del todo de sus broncas de peso y lesiones.
Así que por una marcación se le fue a García Orozco la oportunidad de redondear su semestre, luego de que prácticamente es el llamado a representar a México en Copa América y Copa Oro, donde esperemos llegue lejos, claro, siempre y cuando no se le vaya un penal.
Zozobra en la Quinta Avenida
Tal parece que la cacería desatada por las autoridades estadounidenses contra la FIFA ha cimbrado de manera especial a la Concacaf, cuyo gran pecado de tener sus sedes en Estados Unidos la hizo sentir con más intensidad el sismo por el escándalo.
Mientras el FBI se plantó en las nuevas instalaciones que el organismo construyó en Miami para decomisar documentos, la vieja oficina de Nueva York pasa por horas de zozobra, pues mientras están con las manos llenas preparando la Copa Oro que inicia el 7 de julio, resulta que hasta ayer por la tarde nadie los había llevado a la oficina de juntas con la inmensa mesa de madera que tienen ahí en la Torre Trump de la Quinta Avenida, para explicarles qué está pasando y, sobre todo, qué puede pasar.
Cuentan que la gente de Concacaf se ha enterado del escándalo de FIFA de la misma forma que cualquier mortal, por lo que sale en los medios, y que es la hora en que ningún directivo se ha acercado a decirles "todo va a estar bien" o "corran por sus vidas".
san.cadilla@reforma.com