Hay que matar la violencia

José Ramón Fernández
en CANCHA


Señoras y señores, cuando tendríamos que hablar de los magníficos goles que metió Marco Fabián, de la buena actuación de Chivas frente a Atlas, del poderío que mostró el Guadalajara que barrió a los Zorros del Estadio Jalisco, aparece el problema de siempre: la violencia brutal de la Barra 51.

A esta barra la patrocina el Atlas, es reconocida por su presidente y sus integrantes siempre se

han mostrado sumamente violentos, llegan drogados y alcoholizados al estadio, provocan violencia en las tribunas y con la Policía, además invadieron el campo de juego. Esto rebasa los límites de peligrosidad que puede tener un estadio lleno con capacidad de 60 mil espectadores en un Clásico donde hay pique, intercambio de palabras, Marco Fabián que destaca brillantemente pasa a segundo término porque unos seudoaficionados hacen todo lo posible para crear pánico entre la Policía.

Preocupan realmente y rebasan la seguridad, a la Federación, a la Primera División, a la Comisión Disciplinaria que no sirve para nada. Hace unos días un aficionado entró al estadio del Santos y golpeó al árbitro: aviso de veto. Hoy, en el Jalisco entran a golpear al técnico del Atlas, lo defienden, pero otros entran a golpearse con la Policía brutalmente. Hay que ir contra la violencia a como dé lugar porque un día va a causar una gran tragedia, tenemos que atacarlo todos en conjunto desde el periodismo, los equipos, la Federación, autoridades locales como federales. No se puede castigar a un equipo de futbol con detener a algunos barristas y ponerles una multa de 240 mil pesos y cerrar el estadio por un tiempo aparentemente indefinido.

Cuando empiece el campeonato el Estadio Jalisco va a estar abierto y les aseguro que la Barra 51 va a decir que ya corrieron a los líderes y que quieren al Atlas. Deben advertir cabalmente a los dueños de clubes que proliferan las barras para que desaparezcan.

Un partido como jugó el Guadalajara pasa a segundo término por el descontrol que presentan estos tipos con el torso desnudo y con pañuelos que tapan su rostro enfrentando a unos cuantos policías. Si sabían que iba a ser un partido de alto riesgo la seguridad debía ser perimetral fuera y dentro del estadio. Debía haber por lo menos arriba de mil policías para vigilar. No lo hubo y afortunadamente no terminó en una tragedia del futbol mexicano como acaba de pasar en Argentina con el River Plate y el Boca Juniors.

Hay que cuidar la violencia y dar paso a lo deportivo. Hoy programan un partido entre Chivas y Santos que se va a jugar en La Comarca a las 22:00 para terminar a las 24:00 horas, en plena oscuridad, con riesgo para la gente que asiste al estadio.

No aprendemos, no nos preocupamos, hay que vetar a todos estos individuos que van al futbol a desplegar una violencia inusitada. Que se acabe ya de inmediato.

 
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