El Milagro de Berna
Cuando Inglaterra fue eliminado en las Semifinales del Mundial Italia 90, el delantero Gary Lineker pronunció una frase que no pierde vigencia: "El futbol es un deporte que inventaron los ingleses, juegan 11 contra 11 y siempre gana Alemania".
El futbol ha escrito capítulos que marcan época, inspiran y, por supuesto, significan un golpe anímico
preciso, incluso para la reconstrucción de un país.
En 1954, en Berna, la Selección de Alemania mostró una impresionante fortaleza mental que lo llevó a triunfar cuando su país se recuperaba de la derrota en la Segunda Guerra Mundial y buscaba quitarse el estigma de los crímenes de Adolfo Hitler.
Alemania se metió a la Final de la Copa del Mundo de Suiza con un futbol muy cuestionado, sin grandes figuras y enfrentaba a la poderosa Hungría. Con garra y amor a su nación nació un poderío que permanece hasta hoy.
LA CRÓNICA
Lo que sucedió el 4 de julio del 54, en el Wankdorfstadion, de Berna, le dio la vuelta al mundo y todavía es motivo de inspiración.
Hungría llegó a Suiza con una racha de 31 partidos invicto desde mayo de 1950 y en la fase de grupos de la Copa del Mundo pulverizó 8-3 a Alemania; 17 días después volvieron a enfrentarse.
Ante 60 mil espectadores, Hungría se puso arriba 2-0. Ferenc Puskas (6') y Zoltan Czibor (8') pusieron contra la pared a los alemanes. Era lógico, pues los húngaros eran la sensación del torneo y su triunfo era inminente para la crítica del momento.
El espíritu alemán era guerrero y lo obligaba a no rendirse, cualquiera que fuera la situación. Al medio tiempo, Joseph Herberger, el técnico, le pidió a sus muchachos que salieran a jugar con dignidad.
Cronistas del juego sostienen que en el vestidor se respiraba un ambiente de certidumbre, como si ellos supieran lo que iban a hacer en los siguientes 45 minutos.
Max Morlock (55') descontó para la causa alemana y luego llegó lo impensado, cuando Helmut Rahn (63') igualó la pizarra ante la sorpresa de todos los espectadores.
Pero faltaba lo mejor. Alemania le dio la vuelta al mejor equipo húngaro de la historia, que tenía figuras de la talla de Puskas, Sandor Kocsis -goleador del torneo, con 11 anotaciones-, Jozsef Bozsik, Nandor Hidegkuti y Czibor.
Rahn (84') anotó el 3-2 y los festejos que estaba preparados para el primer título de Hungría quedaron para mejor ocasión.
Cerca de 60 millones de alemanes escuchaban por la radio en ese momento las palabras del cronista de radio Herbert Zimmermann: "¡Final! ¡Final! ¡Final! ¡Se acabó el partido! Alemania es campeón del mundo".
Esa tarde había surgido el Milagro de Berna.
FORTALEZA MENTAL
Ese episodio en la historia de los Mundiales, sin duda, es la mejor prueba de la mentalidad alemana.
Desde entonces hasta hoy, la Selección alemana es una referencia de poder y en cualquier torneo que juega es favorita para el título.
La Mannschaft ha ganado cuatro veces la Copa del Mundo (1954, 1974, 1990 y 2014) y ha perdido cuatro Finales (1966, 1982, 1986 y 2002). Su dominio futbolístico tuvo su origen justo cuando el país pasaba uno de los momentos más críticos de su historia.
"Debo tomar una cierta distancia respecto a este partido. Es una sensación maravillosa cuando un equipo responde de esa manera a la confianza depositada en su rendimiento. Fue magnífico que pudiéramos vivirlo", dijo el entrenador Herberger.
Es común escuchar en la actualidad que los partidos del combinado teutón mantienen al espectador emocionado hasta el silbatazo final, pues nadie puede predecir un resultado, como sucedió en la Final de México 86, en la que Alemania perdía 2-0 y logró empatar el juego. Finalmente, Argentina se quedó con el título, pero los teutones vendieron cara la derrota.
TRIUNFO SOCIAL
El triunfo de 1954 no sólo fue deportivo, sino algo más profundo de lo que los futbolistas y el técnico se imaginaron aquella tarde lluviosa.
Suiza, un País neutral luego de la Segunda Guerra Mundial, aceptó que los alemanes compitieran en su terreno, después de que en Brasil 1950 fueron vetados por la FIFA como repudio a los crímenes cometidos por los nazis en la Segunda Guerra Mundial.
Ese rechazo no sólo se quedó en la marginación de los alemanes, sino que incluso les era muy complicado conseguir rivales para partidos amistosos.
Los estereotipos que se habían generado en torno a los germanos cambiaron un poco con la heroica actuación de aquellos once futbolistas que dieron muchos motivos para seguir reconstruyendo un país y una identidad.
Luego de mucho tiempo se cantó el himno alemán fuera de sus fronteras. Por medio del futbol había una ligera reconciliación de Alemania con el mundo.
"Apenas nos lo creíamos mientras escuchábamos el himno nacional de pie sobre el césped. Sin planearlo, todos entrelazamos los brazos con los jugadores de al lado, tan profundo era el sentimiento de auténtica amistad", recordó Jupp Posipal, en una entrevista para la FIFA.
CINE Y FUTBOL
El impacto del Milagro de Berna generó en el pueblo alemán una huella que va más allá del deporte. Así que es impensable que la historia no llegara a la pantalla grande.
En el 2002 se estrenó la película "El Milagro de Berna", dirigida por Sonke Wortmann y protagonizado por Louis Klamroth, Peter Lohmeyer, Johana Gastdorf, Mirko Lang, Birthe Wolter y Katharina Wackernagel.
La cinta cuenta la hazaña a partir de la historia de un niño llamado Matthias, quien vive con su madre y dos hermanos, pues su padre es un prisionero de guerra de la Unión Soviética.
Justo cuando lo liberan, arranca en Suiza el Mundial de 1954, donde Berna se convierte en el escenario del acontecimiento que rebasó fronteras y marcó la vida de millones.
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