¿Habría un mañana?

Francisco Javier González
en CANCHA


Los Leones Negros de la UdeG hacen saber la lista de pecados arbitrales a la que atribuyen estar al borde del descenso, con altas probabilidades de caer al vacío.

El inventario tiene un titular: hay más de 12 penales que no le marcaron a favor al club quejoso.

De hecho, a la UdeG no se le señaló ninguno. Y cierto es que recibió varias faltas dentro del área que no fueron

sancionadas. No tantas, por cierto, como ellos juzgan.

La desesperación del momento hace tirar patadas. Revisando la lista jugada por jugada, en la mitad tienen razón. Las otras dependen del cristal con que sean miradas.

Llega la semana crucial. Noventa minutos más que pueden ser los últimos para los tapatíos en el Máximo Circuito. Han pasado un viacrucis que les ha coronado de espinas. Tienen agujeros por todos lados y eso duele mucho. Han sido un equipo inconsistente, poco frecuente en la victoria y con un corazón que es bastante más grande que su calidad. La conclusión es que con la voluntad no basta.

La UdeG, brillante en otras épocas, se encontró con un ascenso inesperado hace un año y por lo tanto con un tigre ganado en la rifa. A diferencia de aquellos Leones de los 70 a los que el dinero se les salía de la chequera y otros posteriores que con una generación hecha en casa pelearon su tercera Final de Liga, este equipo no se nutrió de la abundancia.

La apuesta de apuntalar al plantel del ascenso con jóvenes y rápidos ecuatorianos no ha cuajado. Fallan más de lo razonable frente al marco y deciden mal en muchas ocasiones. Salvo Fidel Martínez, el más talentoso del plantel, no se ha podido confiar en nadie para que resuelva la tarea.

El equipo es pujante, casi siempre suda la gota gorda y es animado por una fiel afición que desde el ascenso le acompañaba con fervor en número de aficionados que superaban el promedio de la Liga.

UdeG tratará de resolver sus problemas después de varias jornadas en las que tuvo la salvación en las manos. Puebla era tan frágil que cualquier viento fuerte le hubiera hecho caer a la lona sin posibilidades de levantarse. Pero los Leones no pudieron siquiera resoplar, conseguir ese par de puntos adicionales que le hubieran hecho llegar a la última jornada sanos y salvos.

La pregunta surge a propósito de sus lamentos. ¿Hay un proyecto más allá de un posible descenso? ¿Hay margen de maniobra para intentar un pronto regreso? ¿O es este equipo que cae bien por combativo solo una reminiscencia de los espectaculares antecedentes que tuvo como franquicia?

Si hubiera un futuro, será vital aprender de los errores. Su fijación en los árbitros es uno de ellos.

 
fjgonzalez@reforma.com