"Si esperas un milagro en una lección de golf, debes pagar por ello".
Derek Hardy, instructor profesional que cobraba 140 dólares por 13 clases y mil por una.
El golf se ha transformado rápidamente. Ciertas cosas del pasado hoy no funcionan, otras seguirán siendo tan difíciles como fueron para mi padre y como lo serán para mis nietos, cuando lleguen.
La
semana pasada fui a León para estar en la preparación de Óscar Fraustro y Armando Favela en el torneo El Bosque México Championship. El Bosque Country Club es un campo de tan sólo ocho años de inaugurado y desde su diseño fue pensado en albergar torneos de profesionales de gran envergadura como el de la Gira.
Se podría decir que el campo es un clásico moderno, es amplio de fairways, greens generosos y sobre todo de mucha distancia. A su máxima extensión puede jugarse en más de 7 mil 700 yardas, esto quiere decir que la mayoría son hoyos muy largos.
Les cuento que tanto el hoyo cinco es un par 4 de 536 yardas, los jugadores tienen que pegar driver por arriba de las 300 yardas para dejarse un segundo golpe de más de 200 yardas sobre un lago que llega hasta la orilla del green, lo que suena como un reto imposible para cualquier inmortal. Para los profesionales de hoy es un simple par 4 largo al que le llegan después del driver hasta con un seis de fierro.
En 1984 jugué mi primer Abierto de los Estados Unidos en Winged Foot Country Club, Nueva York. Ese año el campo era el más largo en la historia de un torneo a sus 7 mil 93 yardas. Los par 4 más largos se jugaban cerca de 485 yardas, pero se llegaba al green en forma similar al de 536 yardas de hoy, con fierro largo.
A este momento se ha llegado en parte por los avances tecnológicos en la fabricación de los bastones y las bolas que vuelan al menos 7 por ciento más. Las varillas son más rígidas, largas, y de menor peso. Es claro que los swings sincronizados a poca velocidad ya no se enseñan. Para enfrentar los campos de hoy los profesionales aprenden a pegar fuerte desde jóvenes, son golfistas muy fornidos.
La parte del juego largo es muy diferente hoy de hace 30 años. Lo que no ha cambiado y seguirá siendo el mismísimo reto es lo que sucede dentro de las 100 yardas y sobre el green. Los profesionales de hoy tienen que resolver los golpes delicados con la misma necesidad fina que lo hacían Arnold Palmer o Jack Nick-laus.
Ya vimos cómo lo más sobresaliente de Jordan Spieth al ganar el Masters fue la diferencia que hizo con su juego corto y la cantidad de putts que metió.
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