"Soy el mejor, sólo que aún no juego".
Muhammad Ali, en referencia a su golf.
Si pudiera resumir lo que vi en el Augusta National Golf Club lo haría con dos palabras: ¡vaya deleite!
El Masters fue dominado de principio de fin por uno de los más jóvenes en el field. Jordan Spieth, de Dallas, Texas, jugó a lo grande y de la misma forma que Tiger Woods en el
Masters de 1997, cuando impuso el inicio de una nueva era. No es una casualidad que el texano de 21 años haya triunfado; llegó encarrilado, había ganado uno de los tres torneo anteriores, incluyendo el perder en desempate en Houston, antes de llegar a Augusta.
Durante cuatro días el espectáculo fue Spieth. Desde el primero tomó el liderato al empatar el récord de campo con 64 golpes y mejor score de un primer día. El segundo casi repite y con 66 golpes rompió otro récord: los mejores 36 hoyos con 14 abajo del par para cinco de ventaja.
Por los sorpresivos scores bajos todo indicaría que sería un torneo de una persona, sin embargo, otros grandes se mostraron dispuestos a luchar por la casaca verde también. Algo lejos estaban Charlie Hoffman, Phil Mickelson, Justin Rose, Tiger Woods y Rory Mcllroy, pero sabían que si Spieth había hecho scores bajos, ellos también podrían hacerlos. A partir del tercer día se fueron con todo y les pagó con buenos frutos; Rose y Mickelson le hicieron 67, aunque sólo lograron reducir la diferencia a cuatro y cinco golpes, eso porque Spieth cerró con simple doble boogie en el penúltimo hoyo del día.
Aunque la puerta estaba medio abierta para la ronda final, necesitarían que Spieth cooperara con algunas fallas y si las tuvo, pero también enormes aciertos. En Augusta National es sabido que no hay liderato seguro y cuando un error se combina con el acierto de otro, la inercia cambia.
Spieth impidió que se le acercasen a menos de tres golpes en la ronda final y con respuesta magistral a la presión impuesta por los veteranos Rose y Mickelson cerró el torneo. Todavía se dio el lujo de hacer boogie en el hoyo final para quedarse empatado el récord del mejor score del masters de 18 abajo del par impuesto por el mismo Tiger en 1997.
Fue uno de los mejores Masters, por lo menos de los que he visto, ha sido el más rico en jugadas espectaculares, los par 5 jugaron factor fundamental al ser devorados por las arriesgadas apuestas en la lucha por la casaca verde.
La casaca verde quedó en manos de un joven que en sus expresiones muestra ser una persona muy centrada, sabe lo que significa el triunfo, y lo que conlleva porque a partir del domingo es y será la sensación por muchos años.
Hasta el próximo green.
rafael.alarcon@mural.com
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