San Cadilla
en CANCHA


'Desvestido' y alborotado
 
 
Al finalizar el sábado el partido entre Pachuca y Pumas, hubo una persona en el Estadio Hidalgo que quedó más desilusionada que toda la afición felina tras la derrota.

Diego de Buen se quedó como novia de pueblo esperando a que Eduardo Herrera le entregara la playera que le prometió al final del juego.

Al ex jugador puma le emocionó

tanto la idea del intercambio de prendas que le dio la suya a un utilero del club para que se la llevara a Lalo. Sin embargo, la playera de Herrera nunca llegó al camerino local, por lo que De Buen salió y se paró frente a la puerta del vestidor visitante para esperar a que saliera su ex compañero, pero los minutos pasaron, y nada.

Todavía Diego le preguntó a quienes andaban por ahí si habían visto al delantero auriazul, pero ¿cómo ven que ni quien se diera cuenta en qué momento se salió del vestidor y se trepó al autobús?

Yo no sé si Lalo se arrepintió de hacer el 'cambalache' y por eso se puso en plan de escapista, el caso fue que más de uno vio la triste imagen de De Buen yéndose del estadio sin playera, y, la neta, eso no se vale mi Lalo.

 
 
 
 
Trato de reyes
 
 
El trato especial que reciben los equipos de futbol no deja de ser... un tanto inquietante.

El sábado, tras el partido ante Cruz Azul, que terminó cerca de las 19:00 horas, los Tigres se bañaron mientras su técnico daba conferencia, y por ahí de las 20:10 ya estaba llegando al Aeropuerto Capitalino. ¿Cómo le hizo?

Ahhh, pues es que el autobús fue escoltado por una comitiva de patrullas, camionetas blindadas y motocicletas que abrían camino y detenían el tráfico para que un trayecto que a cualquier mortal le toma cerca de 40 minutos a este puñado de futbolistas sólo les quitó 15.

Me dirán lo que quieran, pero ver que se destinen recursos públicos para que un equipo de futbol no tenga contratiempos en el tráfico no es precisamente el mejor uso que se les puede dar... Digo yo.

 
 
 
 
'Brody' sin placa
 
 
Ayer que regresaron los vacacionistas al DF tras la Semana de Pascua, resultaba imposible no notar a los pocos que salían, y menos cuando uno de ellos era el mismísimo Jorge Campos, quien por ahí de las ocho de la mañana se detuvo a cargar gasolina en la carretera rumbo a Cuernavaca, escala obligada para llegar a su natal Acapulco.

El "Brody" conducía un espectacular auto deportivo alemán color gris, el cual tenía un problemita: no traía la placa delantera, lo cual no impidió al ex arquero circular a sus anchas.

Ojalá y no la haya perdido ayer mismo sin darse cuenta, porque en una de esas me lo agarran y, como está prohibido circular así, se habría hecho acreedor a una multa de hasta mil 402 pesos.

 
 
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