Este fin de semana el árbitro argentino Germán Delfino tendrá vacaciones forzadas, a lo mejor las aprovecha para comerse un buen asado o un plato de ravioles, acompañado de un vino de Mendoza. Sin quererlo empezó, a lo mejor, una revolución en el futbol mundial aunque ahora le haya costado una suspensión.
En el partido Vélez-Arsenal, Delfino sancionó penal por la presunta mano de un
defensa del Arsenal a quien expulsó. Ante las protestas demoró en hacer ejecutar la pena y al final anuló la decisión, adjudicando la mano a un delantero del equipo de Liniers. "Cambié el fallo por un aporte de mis asistentes", declaró. Y así fue. Pero, al parecer, el árbitro auxiliar obtuvo ese dato de un técnico de la televisora que transmitía el partido ¡Pecado mortal futbolero en plena Semana Santa!
Fueron cuatro minutos que pusieron en riesgo uno de los "Mandamientos" de la FIFA: No mirarás de reojo ninguna repetición del partido que diriges, ni cambiarás tu decisión arbitral por lo que muestre una pantalla.
Uno de los recursos más comunes de los cronistas de TV es usar la repetición para ver si fue falta, adentro o afuera del área; o si la mano fue intencional; o si hubo fuera de juego en el gol anulado (o validado). Uno de los argumentos en contra de usar la tecnología en la cancha es que muchas veces el árbitro debe juzgar (¿o adivinar?) la intención del supuesto transgresor y esa cualidad no la tienen las máquinas, al menos por ahora.
Con el rimbombante nombre de Instituto de Podosferología, este centro con sede en Wembley asegura que ha inventado un sistema de detección inteligente del fuera de lugar más allá de las cámaras. El argumento es simple: dada la velocidad con que se juega actualmente es cada vez más difícil el acierto del ojo del juez de línea, quien además es puesto a prueba en cada jugada por la televisión.
El sistema es preventivo y consiste en colocar un chip en la camiseta de cada jugador y otro en la pelota, y un par de sensores para los abanderados. Todo está controlado por una especie de radar que registra distancias y otros parámetros. El código del semáforo indica las tres situaciones: habilitado (verde); en posición potencialmente ilegal (amarillo) y en posición ilegal (rojo). La decisión sigue siendo del abanderado.
Los investigadores dicen que ya lo probaron en cinco partidos a nivel amateur y que, aunque costoso, confían en que el Aparato de Detección de Offside pueda adoptarse en alguna Liga inglesa para eliminar las malas decisiones y evitar que el video destruya para siempre la confianza en los árbitros.
Los argentinos han aportado mucho al futbol: Maradona, Messi, Di Stéfano... y hasta el spray que mantiene a raya a las barreras. Tal vez, el desliz de Delfino no ha sido en vano. Aunque le cueste la cabeza.
homero.fernandez@reforma.com
Twitter: @MUNDODEPELOTA