San Cadilla
en CANCHA


Negro presente
 
Me comentan que, ahora sí, los árbitros ya están aprendiendo a alinearse con lo que quieren sus patrones de la Liga MX, con ese concepto bautizado por Decio de María de ser "facilitadores del juego", algo tan simple como no pasársela cortando el juego marcando faltas y no sacar tarjetas como si fueran las de crédito en un centro comercial.

Me comentan que los

dos días de pláticas que tuvo el presidente de la Liga con la Comisión de Arbitraje hace un par de semanas surtieron efecto, ya que bajó la cantidad de expulsados y los árbitros ya no se tomaron tan a pecho los reclamos de los jugadores para evitar más tarjetazos.

Con esa "gran idea" de que los nazarenos deben dar fluidez al asunto, el americanista Paul Aguilar le hizo un corte de manga al árbitro Fernando Guerrero en el Clásico Joven, Gerardo Flores le metió un codazo a Rubens Sambueza, y Juan Arango mordió a un rival, y nadie vio nada...

Total, al cliente lo que pida y, como pidieron menos cortes al partido, pues los árbitros no distinguen entre detallitos o detalloootes, y mejor dejan pasar todos.

Y de pilón, la Comisión aplicó de nueva cuenta la "Ley Mordaza" a sus silbantes, al prohibirles dar declaraciones, así que si hay alguno que no esté a gusto con las "sugerencias" de la Liga MX, pues que se lo platique a su almohada, porque la FMF ya les cerró el pico.

 
 
Les hierve La Sangre
 
Tal vez la directiva de Cruz Azul cree haber sido lo suficientemente severa con el enésimo castigo que aplica a la barra La Sangre Azul, al subirles el precio a los boletos para el juego de mañana ante Tigres...

Sin embargo, si cree que llegaron a su fin los efectos por la invasión de los barristas a las instalaciones de La Noria el 19 de marzo, pues fíjense que no.

Si usted creía que la chistosada de La Sangre sólo involucró a Chuy Corona, Fausto Pinto y Guillermo Allison, quienes la encararon en aquella tarde, el ingreso de la barra en realidad ocasionó la crispación de todo el plantel.

Hay futbolistas, sobre todo entre las huestes extranjeras, que no alcanzan todavía a comprender cómo es posible que, desde que llegaron, les leyeron la cartilla con la prohibición de que sus familias los visitaran en los campos de prácticas, y que a esa "bola de vándalos" (así los llamaron ellos) les hayan permitido entrar como Pedro por su casa a insultar al plantel.

Más de uno tiene una anécdota de la ocasión en que sus parientes quisieron conseguir el permiso para ingresar y se tuvieron que quedar en la calle, lo que sólo aumenta su indignación cuando recuerda a los barristas introducirse con las caras tapadas y lanzando mentadas de madre.

Para como se las gasta la directiva, no me extraña nada que las quejas sean en lo oscurito, pues la mayoría ya sabe que ni la pena vale tratar de quejarse en voz alta...

 
san.cadilla@reforma.com