"La fiesta necesita de gestas, de hechos que no sean comunes y que el aficionado no diga, 'ah, mira qué fácil', es importante", me dijo el otro día Joselito Adame.
Y en efecto, la fiesta brava se mantiene como uno de los espectáculos más verdaderos por la confrontación entre la inteligencia de un hombre y la bravura de un toro de lidia.
Ahí las condiciones naturales de ambos no son
ficticias.
Si se le admira a un hombre por enfrentar a dos astados, ¡imagínense a seis!
Una encerrona pone a prueba no sólo la capacidad del matador que debe sustentar la lidia de media docena de animales, sino también la del público para entender y disfrutar de seis faenas realizadas por un mismo torero.
Fue el maestro "Zotoluco" el que desempolvó la hazaña. En agosto pasado pactó con la empresa de Rafael Herrerías el acontecimiento que hacía tres décadas no se suscitaba en la Monumental Plaza México, lidiar y matar seis toros en solitario en noviembre.
La joven figura mexicana Joselito Adame fue el primero en llevarlo a cabo en octubre cuando solventó de manera triunfal su gesta de enfrentar seis toros en Pachuca.
Ahora lo hará en Aguascalientes, el mero día de su feria de San Marcos.
Joselito está en uno de esos momentos que no todos los toreros pueden presumir: hace las cosas porque quiere y porque puede.
Hace unos días la temporada madrileña se inició en Las Ventas con una corrida donde Iván Fandiño estoqueó seis astados. No hubo orejas, pero sí emoción, y sobre todo un imponente lleno de poco más de 24 mil espectadores.
Dentro de unas horas en Tlaxcala, el torero de casa, Uriel Moreno "El Zapata", también hará una gesta al lidiar seis toros de diversas ganaderías de esa tierra.
Y aunque estos eventos se hayan dado casi juntos en un lapso muy corto, no dejan de ser sucesos que le dan a la fiesta un valor muy especial.
DE HONESTIDAD
El pasado sábado en Texcoco, volvió a torear cerca de la capital Ignacio Garibay, un torero cuya tauromaquia está probada, pero que a la distancia se distanció de los ruedos inexplicablemente.
Ahora que volvió todo es más claro. Garibay fue honesto hace dos años: "perdí mi esencia, el gusto por torear y el objetivo. No lo estaba disfrutando y así no se vale", dijo.
Hoy con esa misma clase, su valor probado está de regreso, sólo que con algo más valioso, esa honestidad que a muchos les falta.
DE TIENTA
Hace unos días en España se llevó a cabo la primera tienta en Zalduendo, la ganadería española de Alberto Bailleres. A lo largo de una semana desfilaron por el tentadero las principales figuras del toreo mundial y los jóvenes que han venido destacando. Lo mejor: el resultado de bravura y cualidades de los astados fue muy halagüeño para un hombre que sigue, como pocos, verdaderamente apoyando la fiesta brava, su pasión.
guillermo.leal@reforma.com
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