Hay marcadores que si no hay tormenta, la provocan. Y más si se juntan dos partidos con goleada en contra.
En el América un 5-0 frente a Chivas le costó el trabajo a La Volpe. Un 4-0 en Pachuca, a Paulo Roberto Falcao. Seguro que escapan a la mente más casos similares.
Recibir siete goles en dos partidos es mucho castigo para cualquiera. Pero más en el caso de un equipo importante,
bien dotado de jugadores y con obligaciones superiores a la mayoría.
Las últimas horas del domingo vieron llegar los rumores al clímax.
La conferencia de prensa citada por el América para esta mañana de lunes hizo arreciar las especulaciones. Sin embargo, parece que no habrá ningún anuncio más violento que el par de encuentros que pusieron de cabeza a las Águilas: ante Herediano y luego en Veracruz. Los últimos informes dicen que se guardará paciencia ante lo joven de un proyecto que necesita tiempo para rodar.
La gran diferencia entre lo que pueda pedir un aficionado y lo que decida una directiva es el conocimiento de causa; el día a día anterior a un partido. Las cosas que quedan dentro.
Por eso Cruz Azul salió al paso de las peticiones populares sobre Luis Fernando Tena antes del partido contra Xolos y tras el lamentable episodio de los 15 caballeros que evidenciaron la falta de seguridad en La Noria. Y por eso mismo América estaría avalando a su técnico, más allá de la desesperación que le llevó a declarar en el Puerto que ponía su destino en las manos de sus dirigentes.
El ingrato papel del técnico le obliga a hacer lo que el piloto de una nave en problemas: es el último que se puede desesperar en pleno vuelo porque el pánico que pueda producir hasta en un gesto es altamente contagioso. Matosas lo hizo después de una actuación llena de desventajas en la que su equipo terminó goleado por unos Tiburones brillantes.
Sobre lo sucedido el viernes en Veracruz, hay consideraciones físicas, de ausencias y hasta casuales.
Pero es un hecho que muchos jugadores del plantel americanista están desempeñándose por debajo de lo que marcan sus antecedentes.
Existen distracciones, faltas de concentración, chambonadas que hacen perder el balón luego convertido en gol en contra y tarjetas innecesarias. Los errores en la marca son inverosímiles y la llegada clara a la puerta ajena, escasa y desatinada.
Parecería cuerdo que América aguardara un poco más. Aunque Matosas gastó una bala en la conferencia del viernes, porque insinuar rendición -como en León sucedió algunas veces- no es la mejor receta.
Pronto sabremos si el temblor en Coapa dejó alguna grieta que reparar.
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