La visita del América a Costa Rica le resultó de lo mas traumático.
Puede ser tarde escribir sobre la goleada que no es común a ningún equipo mexicano en visitas de este tipo. O incluso de la imprudencia de Paolo Goltz, quien tomó un riesgo importante al patear un balón que ya no estaba en juego a unos milímetros de la cabeza de un adversario, haciendo indudable contacto con
ella.
La revisión del video lo hace patente porque el árbitro aparece a cuadro y ya había marcado la falta de Michael Arroyo, sancionada dos veces: una con amarilla y después de ver la consecuencia, con la roja.
Quienes tienen que decidir sobre el asunto habrán de hacerlo, pero hay otras cosas importantísimas que en un futbol profesional, y mas aún en la disputa de un torneo internacional, no pueden permitirse.
El estadio del Herediano fue un festín de irregularidades.
La cancha, en primer lugar, es un tapete superado por cualquier alfombra de hotel setentero -por ejemplo en los que filmaba sus películas Mauricio Garcés- sobre el que no es posible jugar con cierto nivel de calidad.
El aforo del estadio es de liga amateur: ocho mil espectadores de capacidad no deberían ser autorizados para competencia internacional, tal y como sucede en la Copa Libertadores por lo menos en instancias avanzadas del certamen.
Y luego, el arbitraje y la disciplina.
Que cada vez que se le antojaba pudiera meterse al campo cualquier personaje del cuerpo técnico y de las bancas de los equipos, es como presenciar un duelo en día de feria de cualquier ranchería del mundo.
De las medidas de seguridad ya ni hablemos. Un país muy civilizado, pero que a veces se vuelve loco con el futbol como todos, merece portarse a la altura de la exposición continental por lo menos en la prevención de incidentes. No es secreto que la pasión mal enfocada convierte a cualquiera en un energúmeno que lanza cosas al campo, insulta directivos o apedrea camiones del equipo visitante.
La Concacaf tiene que observar con mucha atención. Si el objetivo es -o fuera- mejorar el nivel competitivo de la zona, hacer mas por la justicia y la seguridad de equipos y espectadores, si se quisiera emplear al futbol para mejorar en muchos aspectos, lo sucedido en San José es exactamente lo contrario a lo que se necesita.
El América jugará su partido en Veracruz con varias desventajas y a la espera de lo que en lo futbolístico determinen las autoridades del área. Pero los efectos pasarán en unas semanas.
Lo que si perdurará es la pobre imagen de la zona, confirmada por la poca calidad de instalaciones, seguridad y cancha de un partido que Herediano -sin duda- ganó por ser mejor.
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