En la famosa fábula en que la lenta tortuga derrotó a la desde entonces acomplejada liebre, hubo un dato que alimenta la moraleja: la perdedora se durmió seis veces.
La celebridad de la tortuga alcanzó fama mundial. Desde entonces se la pasa dando conferencias sobre cómo vencer los tabúes, creó un curso de autoestima y es entrevistada en la televisión del bosque cada vez que se cumple un
aniversario de la inolvidable carrera.
La liebre ha insistido desde entonces para que la tortuga le conceda la revancha. Sin embargo, a través de su agencia de manejo de imagen, el quelonio ha mandado decir que no quiere ocuparse del pasado sino concentrarse en el futuro, por lo que la petición será denegada eternamente.
Los expertos opinan que el motivo real consiste en que una fábula que ha colaborado a incrementar la sabiduría de los niños durante tantos años, no debe correr el riesgo de ser desmentida. La humanidad sigue creyendo en el tesón de la tortuga y la indolencia de la liebre.
Lo que le pasó al América en su partido contra la UdeG el sábado en el Azteca tiene algo que ver con esta historia.
Las Águilas tenían más apuestas a favor que la propia liebre: el rival llegaba al Coloso muy enfermo. Con pocos puntos, cuatro derrotas consecutivas, en el último lugar de la tabla de cocientes y cualidades competitivas muy diferentes a las de su anfitrión, ofrecía que la quiniela correcta era sobre el número de goles que recibiría y no respecto a la naturaleza del resultado.
Es verdad que nadie gana un partido antes de jugarlo porque aunque la historia y las camisetas pesan, puede gravitar más una de esas malas tardes que se combinan con el hambre y la disposición de un adversario débil.
Hay jugadas que parecen imposibles para que un profesional las falle. Aparecieron varias de ellas. Errar frente a la portería le pasa a cualquiera, pero al equipo americanista le hace falta quedarse en las tardes para afinar el remate. Genera oportunidades gracias a sus individualidades en el peor de los casos, pero algo le sucede que desperdicia más de lo deseable por sus partidarios.
Con dos suspendidos, partido de media semana contra Saprissa y el dolor de una caída injustificable, el América visitará al veloz Pachuca el fin de semana con los ánimos afectados.
Los Leones, que tuvieron el mérito de sacar el resultado más improbable del fin de semana, vieron con tristeza que todos los demás involucrados también ganaron sus partidos. Pese a la mayor volatilidad de su cociente, no adelantó mucho.
No sabemos si la liebre americanista tendrá oportunidad de revancha. Dependerá de que el tenaz adversario mantenga su categoría en la Primera División.
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