Recuerdo confuso
Resulta que el ex jugador Efraín Herrera, quien tuvo su paso en el futbol por equipos como Atlas, América y Necaxa, declaró hace unos días que, durante su estancia con las Águilas, un día se le acercó el dueño del Atlante, José Antonio García, para ofrecerle dinero a manera de incentivo para que le echaran más ganas a su partido contra un club que peleaba con los
Potros en la zona de descenso.
Sin embargo, ya pasaron casi 30 años de aquellas épocas y al parecer al célebre "Cuchillo" se le cuatrapearon las ideas. Como que los recuerdos no se alinearon y terminó por hacerse bolas.
Herrera mencionó que había sido en una temporada en la que Atlante estaba en riesgo de descenso. Esa fue en la 1986-87, cuando, en efecto, él jugaba en América, pero, ahí viene la confusión, García no era dueño de los Potros, que eran propiedad del DDF.
Si acaso Herrera quiso aludir a la temporada 1989-90, en la que volvieron a estar en riesgo los Potros y sí descendieron, ahí sí García era el dueño pero, aquí viene la otra confusión, "Cuchillo" ya no estaba con las Águilas, ya jugaba en el Necaxa.
Así que habrá sido un recuerdo mal estructurado u otra cosa, pero en los hechos terminó por decir algo que no cuadra con los momentos en que se encontraban los personajes involucrados.
Tres días de locura
Todavía no es la Jornada 14 o 15, que es más o menos cuando se supone que Cuauhtémoc Blanco comenzará su campaña política en forma para buscar la presidencia municipal de Cuernavaca, pero ya está dándole al asunto y comportándose como todo un político, al menos en el trato con la gente y en lugares públicos, como puede ser... ¡una cantina!
Así es, resulta que al "Cuau" alguien lo vio por allá en una cantina muy conocida del Centro de Coyoacán, justo a un lado del famoso mercado de las quesadillas y, como es su costumbre, con una linda chica que al parecer tiene un romance con el jugador, y otros amigos con los cuales chocaron vasos para brindar.
Y ya cuando la charla entró en calor, Blanco no se pudo escapar de los demás "parroquianos", quienes se le acercaron para pedirle autógrafos y fotos, a lo que el jugador accedió de buena manera, a tal grado que se hizo una fila para saludar al ex americanista y aprovechar que andaba en un plan amigable, como si se tratara de recopilar votos para su elección.
Eso sí, 48 horas después, Cuauhtémoc ya estaba sudando cualquier rastro de lo que bebió en el convite, en el partido de Copa MX con el Puebla, como titular y capitán.
La mala nota fue que todo acabó con una tarjeta roja hacia el final del partido.
De todo vivió el Cuau en menos de tres días.
san.cadilla@reforma.com