Lo sufren en familia
Los que sufrieron en familia la derrota del Cruz Azul ante Chivas el sábado pasado fueron los Álvarez.
Guillermo Álvarez y su hijo Robin estuvieron en el mismo palco del Estadio Azul, algo que no acostumbran por los compromisos que tienen, para ver el partido de La Máquina ante el Rebaño, que sorprendió al conjunto cementero con un 2-1.
El
presidente se sentó junto al director deportivo celeste, Agustín Manzo, mientras que Robin tuvo a su hija en brazos para ver el desastre.
Toda la felicidad que irradiaban al medio tiempo se les apagó con el gol de Marco Fabián, a quien no quisieron comprar en diciembre pasado.
Apoyo artificial
Una vieja treta para acallar a las porras visitantes le sirvió anoche al Toluca para tratar de silenciar ¡a su propia afición!
Aquella célebre grabación de los cantos de La Banda del Rojo que la directiva escarlata solía poner en el sonido local del Nemesio Diez para que diera la impresión de que todo el estadio cantaba, cuando en realidad sólo lo hacían en la cabecera, ayer fue de gran utilidad para dos poco plausibles objetivos.
Ante la pobrísima entrada de apenas 4 mil personas (y viéndome bien amable) para el juego de la Copa MX frente al Puebla, las arengas grabadas hacían parecer que había más gente de la que tuvo el valor de ir a semejante "platillo" futbolero. Detalle aparte fue que el sonido salía de las bocinas que pusieron junto a la tribuna de Sol General, donde apenas unos 150 hinchas de La Banda del Rojo estuvieron ubicados.
Pero lo más triste es que cuando una parte de esos 4 mil valientes empezaron a insultar a los Diablos por el mal paso que llevan en la Liga, le subieron aun más al volumen, como si así fuera a dejar atrás su crisis el equipo.
La voz de Goltz
No quiero ser malpensado, pero creo que el sol en exceso que tomó el domingo pasado Paolo Goltz, el defensa del América, le cayó muy mal y le produjo una severa inflamación en la garganta.
El zaguero fue de los primeros en apersonarse en el aeropuerto para el viaje a Costa Rica, pero en cuanto se le buscó para preguntarle por aquella discusión que tuvo con su compañero de equipo, Paul Aguilar, de inmediato se llevó la mano a la garganta señalando que no podía hablar. Eso sí, con señas y manos pidió disculpas y comprensión, como el caballero que es.
El que de plano se hizo el desentendido fue Aguilar, quien se puso los audífonos y aplicó la de voy derecho y no me quito... si me pega me desquito, porque dice que todos los que se acercan a hablar con él, quieren saber hasta el último detalle de su bronca con el ex técnico Antonio Mohamed.
Me queda la duda sobre si Goltz recuperará la voz al regreso o seguirá guardando reposo oral, por recomendación médica... o directiva.
san.cadilla@reforma.com