Brilla con luz propia
Alessandro del Piero (9 de noviembre de 1974), hijo de Gino, un electricista, y Bruna, ama de llaves, comenzó su brillante historia futbolística brillante a temprana edad y con grandes notas.
Su progenitor se dedicaba a la electricidad y Alessandro se daba el lujo de apagar la luz de su cuarto pateando una pelota de tenis en su casa, en San
Vendemiano, Italia.
CON LA MIRA PUESTA
La esférica y él eran uno mismo. Su gran tino era perfeccionado con un método totalmente casero: con un tapete como cancha, Del Piero colocaba un sofá como barrera y como portería, una puerta; así pasaba varias tardes practicando, lo que aprendió a la perfección.
Su historia de vida no dista de muchas. Fue el segundo hijo del matrimonio de Gino y Bruna, y siguió los pasos de su hermano mayor, Stéfano, quien llegó al profesionalismo con la Unione de Calcio Sampdoria, aunque una fuerte lesión lo obligó a retirarse. Años más tarde, su hermano se convirtió en su representante.
Al ser el segundo de dos hijos, Alessandro también tuvo en Beatrice, quien fue adoptada, a una hermana.
El sueño de aquel joven era claro. El futbol era importante en su vida y por ello le dedicada casi todas las tardes en el patio trasero de su casa con sus dos amigos, Nelso y Pierpaolo.
¿CHOFER DE AUTOBÚS?
Eso no era lo único. La situación económica no era boyante, y aunque no totalmente pobres, la familia tenía que economizar, por lo que Alessandro se veía encantado como conductor de camiones, pues no tenía tanto dinero para viajar y su interés era conocer el mundo. Tampoco descartó ser electricista.
"¿Qué haré de grande? Y entonces no tuve el coraje de escribir: futbolista", narra el italiano en su diario íntimo "Giochiamo Ancora" (Jugamos de Nuevo).
"Me avergonzaba de mi sueño, porque no me parecía un trabajo de verdad. Dije que me gustaría ser electricista como mi padre Gino, o conductor de camión, o cocinero. Hoy en día, a esa pregunta, puedo responderle que mis juegos no han terminado. Yo no soy como piensan muchos, que me ven como un entrenador o un presidente, yo soy lo que demuestro ser, soy lo que yo pienso de mí mismo".
PORTERO INFRUCTUOSO
Creció y perfeccionó sus dotes, al grado de que, a los 12 años de edad, estuvo muy cerca de ingresar a la cantera del Torino, pero sus padres se lo impidieron.
Entonces era portero, pues su madre pensaba que era la mejor manera de que no saliera lastimado, pero su hermano Stéfano lo inclinaría por el ataque. ¿Quién iba a pensar que estuvo a nada de llegar al cuadro rival de la Juventus?
Las prácticas seguían en el campo de la Parroquia, en su ciudad natal, y lo hacía en la noche, gracias a un pequeño sistema eléctrico construido con su padre para después llegar al San Vendemiano, en donde tomó los guantes.
En ese equipo, un sacerdote del pueblo se acercó a los dirigentes del Calcio Padova y se los recomendó, pero éstos lo veían muy flaco.
Fue hasta 1992 cuando tuvo una oportunidad y a los 16 años debutó en la Serie B de Italia.
Para 1993 fue transferido a la Juve por 5 mil millones de liras y firmó un contrato por un año.
Dicen que el Milán también lo quiso, pero finalmente el destino lo puso con la Vecchia Signora.
ROMANCE CON LA SIGNORA
Apenas llegó a Turín, fue enviado con los juveniles, donde de inmediato respondió y ganó varios títulos con el equipo filial.
Su debut en la Serie A se dio el 12 de septiembre de 1993, ante el Foggia; tres días más tarde, se estrenaría en competiciones europeas, frente al Lokomotiv ruso, en la Liga de Campeones.
Su primer gol lo hizo a una semana de su debut, uno de los 4 tantos con los que vencieron al Reggina; al término de aquella temporada, fue alternando entre los juveniles y la máxima competición en Italia.
Poco a poco se ganó la confianza en la Juve, al grado de desbancar al ídolo, Roberto Baggio, despertando las críticas cuando el club dejó salir a un consagrado para darle cabida al joven.
A los 20 años ya portaba el "10" en la espalda. La historia que más tarde escribió en la cancha ya la conocemos.
El amor a la Juventus nunca lo puso en tela de juicio, militó ahí de 1993 al 2012 y tuvo grandes tardes, como la del Santiago Bernabeu en la Liga de Campeones 2008-09, cuando le hizo un doblete al Madrid y salió aplaudido por la afición merengue.
"Cuando me sustituyeron entre aplausos me sentía como si midiera 1.95 ¡Y eso que mido 1.74!", recordó el atacante.
Además de los títulos y recuerdos con la playera de la Juve, también llegaron momentos malos como cuando descendieron en el 2006 a la Serie B por el escándalo del Calciopoli, en el que fraudes arbitrales afectaron también al Milán, la Fiorentina, la Lazio y el Reggina.
ADIÓS A LA VECCHIA
Al consolidarse el descenso, Del Piero recibió varias ofertas, pero nada lo hizo cambiar de opinión. Un caballero nunca abandona a su señora.
Todo lo que Del Piero logró en el equipo de sus amores tuvo su fin en el 2012, cuando llegó el momento de abandonar la casa.
Cuando la Juve propuso retirar el 10 de sus números en activo, Alessandro fue el primero en rechazarlo.
"No quiero que se retire, quiero que los niños sigan soñando vestir esa camiseta algún día. Espero que los que la usen, tengan una carrera fantástica", argumentó.
El amor era tanto que, en su despedida, el delantero no contuvo las lágrimas en el Estadio Juventus; sin embargo, fingió estar amarrando las agujetas de sus zapatos para no ser visto.
Paolo Rossi y Del Piero son los únicos futbolistas que han sido campeones de goleo en la Serie A y B del Calcio.
Además, es el único italiano máximo romperredes de la Liga de Campeones, en 1997-98.
El 5 de septiembre del 2012 fue confirmado como jugador del Sydney Football Club, del balompié australiano, y en agosto del 2014 pasó al Delhi Dynamos, de la India.
Del Piero se dedicó a estudiar Contabilidad y se casó con Sonia Amoruso. Tobías y Dorotea son los hijos de uno de los personajes más carismáticos y triunfadores del futbol italiano.
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