¿Usted sabe quien es Kevin Roldán? Sí, el chico caleño de 21 años, contratado para cantar en la fiesta de Cristiano Ronaldo la noche de su cumpleaños número 30 en Madrid, donde asistieron varios jugadores del equipo Merengue.
Kevin amenizó, cantó, hizo bailar a la fiesta e invitó al del cumpleaños a subir al escenario. Como todo artista lo haría, tomó fotos y videos con tan altas
personalidades para después subirlos a redes sociales... no era una ocasión para desperdiciar.
El futbolista vive acostumbrado a no asistir a eventos sociales y familiares, lo cual no significa que rechace las fiestas. Le gustan hoy en día, en que prácticamente todos se convierten en reporteros en potencia con su teléfono celular, y le han atraído desde los tiempos de la Freemason's Tavern, donde al calor de los tragos fueron separados el rugby del futbol y se crearon las reglas de éste último en 1863. La diferencia es que hasta hace 10 años era posible mantener alejadas las pruebas.
Durante muchos años organicé junto a mis hermanos una fiesta en diciembre dentro de la casa de nuestros padres, en la Ciudad de México. La "posada" fue adquiriendo popularidad y en sus últimos años se daban cita futbolistas de todos los equipos de la capital mexicana: había representantes de América, Pumas, Toros Neza, Necaxa, Cruz Azul y Atlante. Se convirtió en el convivio ideal para departir de manera privada y con solamente un fotógrafo, quien días después me entregaba cientos de fotos impresas de los más de 500 invitados. Los jugadores se sentían en confianza y de ahí no salió una sola nota ni documento en medios de comunicación durante los años que duró (ya que, como usted sabe, no existían redes sociales). A partir de ahí, surgía una identificación muy peculiar entre jugadores de distintos equipos, que se notaba en futuros encuentros.
Los jugadores asistían encantados a esas fiestas en Coyoacán, pero había un valor entendido: si alguno de los equipos capitalinos tenía una desgracia en el partido de ese día o esa jornada, sus jugadores ni siquiera se asomaban por aquella casa del sur de la ciudad.
Cristiano Ronaldo tiene todo el derecho de organizar su fiesta de 30 años, que no es poca cosa con lo mucho que ha logrado; puede celebrarse a los cuatro vientos, pero debe tener en cuenta dos puntos muy importantes que pasó por alto en este onomástico: posponer o suavizar el festejo tras una contundente derrota como el 4-0 de ese día frente al Atlético de Madrid y, la más obvia e importante: impedir que sus invitados o contratados salgan de ahí con alguna imagen de la fiesta, que no habría manera de parar en redes sociales o medios de comunicación, tal como sucedió.
Porque sí, el único que puede festejar tras la fiesta de CR7 es el músico colombiano Kevin Roldán, quien declaró que nadie le pidió discreción sobre las fotos y videos que fueron tomados. Vaya detallito que se les escapó, pero también, vaya falta de luto por una derrota de ese tamaño.
ffernandez@reforma.com
@Felixatlante12