Seamos sinceros, lo que verdaderamente distingue, caracteriza y le da interés al Torneo Clausura de cada temporada en México, es el morbo por el descenso. Es en este segundo semestre que la Tabla de Cocientes adquiere tanta importancia como la de posiciones y especialmente, como nunca antes en los casi 20 años de Torneos Cortos, el Clausura 2015 pasará a la historia por involucrar a las Chivas
tan directamente.
De manera inexplicable observamos que el atractivo por presenciar la caída de alguien es inversamente proporcional a la sorpresa que produce su fracaso. Lo vemos en directores técnicos, lo vemos en jugadores y en instituciones. Chivas es, desde hace más de un año, el irresistible gozo de sus detractores.
Inmejorable para nosotros, los medios de comunicación: mientras uno de los dos equipos más populares de México se debate entre la salvación y la condena, entre la ayuda arbitral y la legalidad, el otro sufre "dolores de cabeza" con su flamante duodécima estrella, por contratar a una figura más, por encontrar a todos acomodo y por explicar las razones para no golear a cada rival.
El Clausura, tan cargado de dramatismo como de amarillismo, contiene su auténtica particularidad cada año y especialmente en este 2015 que tiene como protagonista a las Chivas. Porque no es lo mismo el riesgo del Rebaño Sagrado ante el descenso que el de Puebla, Atlante, Veracruz o San Luis, por ejemplo.
Ser uno de los dos equipos más populares de la Liga MX (no solo en México sino también en Estados Unidos) tiene sus ventajas... pero también, por supuesto, sus notorias desventajas: hoy las Chivas escuchan los silbidos que durante más de 100 años han sido capaces de acumular con sus múltiples éxitos, sus 11 títulos profesionales, su nacionalismo a ultranza, sus cambios de dueño, sus fieles aficionados, sus escándalos y su fundamental aportación a las diferentes Selecciones Nacionales. Hoy las Chivas despiertan el gozo de quienes muchas veces han tenido que aguantar su grandeza, por lo mismo, en este Clausura, deben absorber los abucheos que sus pésimas decisiones internas han provocado.
En los casi 20 años de Torneos Cortos vemos por primera vez a uno de los cuatro equipos con mayor afición tan amenazado con la posibilidad real de descender. A partir de ahí, todo se presta a especulaciones y a medida que se acerca el final, cualquier decisión que implique a los involucrados (UdeG, Veracruz, Puebla y el propio Guadalajara) despierta sospechas.
Vivimos un Clausura atípico, en el que las Chivas juegan cuatro de los nueve partidos semanales, en el que América es el único que roba la atención en la parte alta y en el que casi nadie se ha percatado que Tijuana es el líder tras cuatro jornadas.
Seamos sinceros, de por sí cada Torneo Clausura genera mucho mayor interés por el descenso que se consuma, éste en particular, nos pide a gritos que analicemos minuciosamente cada movimiento de las Chivas, quienes pase lo que pase, robarán el protagonismo y, para cuando usted lea esto, nuevas historias habrán surgido sobre este tema.
ffernandez@reforma.com
@Felixatlante12