Un día, platicando Jorge Valdano con el poeta Benjamín Prado, éste afirmaba que siendo madridista, no era admirador de Raúl.
"Yo soy más de Guti, del 10, de Zidane, de Laudrup", dijo Prado. A lo que Valdano contestó: "primero van a desaparecer los '10' y luego los espectadores que aman a los '10'. Así que tienes fecha de caducidad".
La anécdota nos da pie al tema Cardona vs. Silva,
Barra, la inteligencia deportiva y toda la estructura ejecutiva del Monterrey.
Si Barra, hipotéticamente, armó a estos Rayados acorde a una visión de juego, la duda es inevitable: ¿por qué en los últimos ocho partidos (cuatro de Liga, tres de Copa y un amistoso) - y subrayo que el mismo Barra trabajó antes durante 11 meses con 23 de los 27 jugadores del plantel actual - el supuesto arquitecto de esta visión sigue experimentando con los muy analizados Neri, Arellano, Pabón, Cardona, Chará, Cándido, Silva, Talancón, Acosta y Severo, en dos y hasta tres funciones diferentes?
Lo abstracto del planteamiento se asemeja a la pizza: el empaque es cuadrado, el producto es redondo y las porciones son triangulares. Nada tiene sentido. ¿Pero cuántos de estos jugadores son realmente complementarios entre sí?
Lo que hoy vemos en el terreno de juego es sólo parte del efecto viral que habita en toda la institución rayada.
Porque, fiel a su espejo organizacional, Barra, afín a sus aparentes multifacéticos jugadores, de repente sirve como auxiliar técnico, luego como director deportivo, después como entrenador interino y, hasta ahora, como entrenador en jefe.
Pero además, a él le asignaron por primera vez en su muy corta carrera la selección de refuerzos extranjeros, más el diseño e implementación de la idea de juego, cuando nunca había tenido todas estas importantes asignaturas.
¿La organización lo sacó de su nivel de competencia? Sin duda. Y lo mismo está haciendo él con sus jugadores, como también es el caso de muchos funcionarios del club. Porque una cosa es parar una hemorragia y otra, muy diferente, ser un cirujano plástico. Entendamos que para la incapacidad no importa saber mucho o tener teorías excelentes.
Y para demostrar que lo más importante nunca se ve, les comparto la declaración de Rob Gronkowski, jugador de Nueva Inglaterra: "cuando llegué al campo de entrenamiento y observé la altísima calidad de gimnasios, albercas, cocinas, comida, dormitorios, personal de apoyo y la detallada programación de los trabajos, todo me hizo suponer el gran esfuerzo que aquí nos exigirían. Por eso les dije a mis compañeros: 'esto sólo se recompensa ganando el Súper Tazón'".
Aunque entiendo que en el futbol el capricho manda, si no cuentas con la gente adecuada para desempeñar al máximo las tareas específicas, ninguna visión como la de este Monterrey se puede hacer realidad.
Sólo las pequeñas cosas hacen que pasen grandes cosas. ¿No cree usted?
PD: Cuando la ejecución supera a la idea, en la vida, como en la cancha, triunfas.
Lo escrito, escrito está.
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