Los problemas de Carlos Barra

Mario Castillejos
en CANCHA


Después de una semana cargada de señalamientos, donde nadie en la institución Rayada salió a poner el pecho por Edwin Cardona, el colombiano, portando el descifrable número 10, aprovechó la segunda oportunidad para restregarnos una magnífica primera impresión.

Al nacido en Medellín le bastaron 13 pases, dos duelos ganados y un tiro a gol para evidenciar que sus 183 centímetros de estatura,

empacados en una complexión descuadrada, sólo le sirven como disfraz para ocultar que, con un balón en los pies, es un artista de vuelos simétricos.

Por desgracia, tampoco vamos a omitir de la crónica los tediosos 70 minutos que ofrecieron el resto de sus compañeros. Y mientras Carlos Barra no supere la necesidad de experimentar con formaciones y puestos, les aviso que el equipo seguirá distante de ofrecer algo convincente.

Me da la impresión de que a Barra y Pep Treviño -como a muchos niños en esta Navidad- les regalaron un montón de esas piezas interconectables llamadas LEGO, para que con su imaginación armen algo asombroso.

Y no es ninguna broma, porque al ponerle nombres propios al asunto descubrimos que entre 11 jugadores (Pabon, Chará, Cándido, Neri, Cardona, Barrera, Silva, "Chelito", Arellano, Madrigal y Acosta), el entrenador que ya fue sentenciado por la tribuna antes de cometer el delito, sabrá si en pocas semanas descubre a los cuatro que mejor ensamblen del medio campo hacía adelante.

La problemática aumenta para Barra, porque de los 11 mencionados, sólo el menos experto, es nueve nominal.

Quién haya planeado este equipo evidentemente salió de compras sin tener claro lo que realmente necesitaban. Aunque sólo Barra pagará por los daños colaterales.

Todo lo contrario pasa en el otro lado de la ciudad, cuando el equipo de los Tigres nos vuelve a confirmar que sólo se pueden superar las crisis si se tiene la planeación estratégica acertada.

El equipo de Ferretti ganó con autoridad porque sus volantes ahora sí se mostraron en ataque. Y como los números también dicen algo, resaltan los 17 remates sobre el arco de Yarbrough.

La condición de visitantes les facilita trazar pelotas al espacio y, en el mismo estadio del León, lejos de guardar el balón, en muchas ocasiones lo aceleraron.

Entre las novedades, el joven Villalpando se lleva una merecida distinción. Fue vertical y pasó la pelota 36 veces con un 87 por ciento de eficiencia, además recuperar seis balones.

Y como los aplausos a Dueñas ya son costumbre, endosemos estos a Burbano y Rivas. ¿No cree usted?

PD: "Quien no planea, planifica el fracaso", Alan Lakein, autor de "Cómo conseguir control de su tiempo y su vida".

Lo escrito, escrito está.

 
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