Caer en las redes

Francisco Javier González
en CANCHA


Los escándalos por el mal empleo de las redes sociales que hoy nos inundan, parecen combinar bien con los futbolistas.

Si en Barcelona hay quien se indigna porque Lionel Messi tiene al Chelsea entre sus favoritos, en México lo sucedido con el "Chatón" Enríquez y Carlos Salcedo vuelve a poner en la palestra un tema importante.

Con la dimensión que cada caso tiene, el uso de

plataformas de esta naturaleza debería ser enseñado a los futbolistas como parte de su educación.

Es cierto que nada hay de malo en que el partidario de un equipo juegue en las filas de su máximo adversario cuando se convierte en profesional. Pero como el criterio de quien se sienta en la tribuna es tan disparejo, hay quien no le perdona aún a Raúl Alonso Jiménez haberse dicho partidario del Real Madrid mucho tiempo antes de saber que jugaría para los Colchoneros del Atlético.

Más hiriente es lo que publicó Carlos Salcedo respecto a las Chivas en pleno éxtasis de su fervor americanista. Eso también le pasará factura en el ánimo de la tribuna rojiblanca a la más reciente contratación del Chiverío.

Más delicado aún es publicar o hacer uso de imágenes sensuales como sucedió con Jorge Enríquez. Se podrán decir mil cosas para defender su derecho o juzgar su osadía, pero lo único real es que afecta la imagen de alguien que se dedica a una actividad cuyos mensajes tienen que ser de otra naturaleza.

Lo que en su momento fue un nuevo juguete tecnológico, es hoy un arma poderosa de comunicación. El futuro digital se ha convertido en un presente en el que varios personajes públicos terminan exhibidos por su falta de pericia y sentido común.

En el futbol mexicano se estudia cada caso como si fuera nueva esta materia. ¿Se debe sancionar al futbolista? El mal uso de una cuenta personal en un ámbito púbico, ¿está en la jurisdicción de una directiva para juzgar y castigar?

El futbolista tiene un tesoro que eventualmente no sabe cuidar: el de su imagen personal.

Pese a que hoy existe mucha información a la mano para educarse y adquirir conocimiento en diferentes ámbitos, el jugador suele ignorarlo dándole un menor valor al que el impacto de su propia imagen puede sufrir.

Como sucede con cada nuevo descubrimiento o invento, hay que echar a perder para terminar aprendiendo. Cada club habrá de tener su reglamentación al respecto y la manera de educar a sus profesionales para evitar chascos inútiles y muy dañinos.

Mientras eso sucede, el mejor consejo que podría uno recibir es el de utilizar las redes sociales -que por naturaleza se inclinan a lo negativo- sólo para hablar bien del prójimo y publicar cosas que nunca den vergüenza. En este mundo global no sabes con quién vas a convivir mañana y tal vez ni siquiera te acuerdes que hablaste mal de él por una imprudencia.

 
fjgonzalez@reforma.com
@fj_tdn