"En la victoria mereces beber champagne. En la derrota, lo necesitas". Napoleón Bonaparte
Contra un América que decidió hace más de tres semanas no renovar los servicios su entrenador, las Águilas terminaron levantando la Copa ante unos Tigres que, lejos de cualquier predicción, perdieron absurdamente la claridad mental.
Por desgracia, el partido que vimos ayer nada tuvo
que ver con el juego limpio. Estuvo lleno de celos, lucha, violencia y placer sádico. En otras palabras, fue como una guerra, pero sin disparos, que sólo duró 67 minutos.
Y al finalizar el partido, nadie señaló como héroe a Oribe Peralta, ni a Pablo Aguilar por su letal gol, mucho menos a Michael Arroyo por la primera anotación, porque, con la Copa en la mano, todos los americanistas -incluyendo a los mismos jugadores- otorgaron en exclusiva esa distinción a "Tony" Mohamed con un ensordecedor: ¡'Tuuurcooo, Tuuurcooo'!
¿Qué le pasó al equipo de Ferretti? Es un misterio. A lo largo de las 17 jornadas y cinco partidos de Liguilla, sólo el "Cacha" Arévalo y Juninho habían recibido una tarjeta roja. Y quien se atreva a señalar como injusta alguna decisión de Paul Delgadillo, con la misma óptica deberá de aceptar que si el arbitro estuvo mal, los Tigres estuvieron peor.
Con la cabeza fría, también aceptemos que los Tigres mostraron, durante estos cinco meses, un muy importante brinco de calidad, sobre todo si recordamos que en los torneos pasados con apuros contabilizaron 25 y 21 puntos. Pero ahora, con el mejor puntaje de la Liga, las posibilidades de campeonar se mantuvieron vigentes hasta antes de la expulsión de Damián Álvarez.
El futbol nunca ha sido ni será una fábrica que concede deseos. Esto se gana con goles, inteligencia, disciplina y frialdad, peculiaridades que evidentemente sí mostró el ahora campeón y no el otro finalista.
Sin duda que el balón convierte al futbolista en el hombre que puede llegar a ser, pero sin dejar a un lado al niño que alguna vez fue.
Si el futbolista vive con la esperanza de llegar a ser un recuerdo, ayer muchos mancharon esa magnífica oportunidad. Pero como dice Eduardo Galeano: "hay un único lugar donde el ayer y el hoy se encuentran, se reconocen, se abrazan. Ese lugar es mañana". ¿No cree usted?
PD: La virtud en el futbol no consiste sencilla y exclusivamente en ganar. Y nosotros nunca hemos requerido de la perfección para que la diversión sea extraordinaria.
El América es un justo campeón.
Lo escrito, escrito está.
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