Como en muchas batallas de la historia, los Tigres nos volvieron a confirmar que la ejecución es mucho más importante que la teoría. Que un equipo eficiente no es una persona concreta. Que también se puede defender sin echarse para atrás...
Que la marca no es sobre el rival, sino sobre la línea de pase. Que un pase sólo es bueno cuando le permite al nuevo receptor seguir mejorando las
condiciones de los siguientes receptores. Y que el verdadero prestigio de un entrenador sólo se labra en tiempos difíciles.
De la columna vertebral que conceptualizaron antes de iniciar el Apertura 2014, los Tigres se instalaron en la Final sin alinear a Juninho, "Cacha" Arévalo, Marco Ruben, Tito Villa y al fugitivo Alan Pulido.
Un equipo que acumula 14 partidos sin una sola derrota forzosamente ha hecho muchas cosas bien en la cancha. Y ahora ¿quién se atreve a negar que estos Tigres juegan y jugaron tan bien o mejor que cualquiera de los otros competidores?
Pero antes de hablar de la Final contra el América, ocupo estas líneas para reconocer que en los últimos 180 minutos José "La Palmera" Rivas sustituyó a la perfección a uno de los mejores centrales que hemos visto en la Ciudad, como sin duda lo es Juninho.
Que Dueñas no tarda en ser llamado a la Selección. Que el "Gringo" Torres tranquilamente puede ser titular en cualquier equipo del Continente Americano. Y que ayer, Guido Pizarro dio cátedra recuperando balones y ganando sus duelos.
De vuelta a lo que se avecina, recordemos que, como en la instancia final desaparecen todos los criterios de desempate, ya no se deben plantear los partidos pensando en la catástrofe del gol del visitante.
Y por tal motivo, el equipo campeón por fin se abocará a marcar más goles que su contraparte y no sólo a dejar su portería en cero.
En lo personal, en esta Final no hay favorito. ¿No cree usted?
PD: Hay veces que el destino nos priva de escribir un digno final. Pero Humberto Suazo es -y seguirá siendo por un buen rato- el mejor jugador que ha vestido la camiseta rayada.
Con las piedras que en un momento le tiraron, Humberto erigió su monumento. Aquí, mejor que en cualquier otro lugar del mundo, guardaremos tus goles, tus lances, tus festejos y, sobre todo, tus logros.
Como cualquier otro futbolista, no fuiste eterno, pero a diferencia de casi todos, sí lograste ser inolvidable.
Gracias, Humberto, gracias de verdad.
"Recordar es fácil para el que tiene memoria. Olvidar es difícil para quien tiene corazón". Gabriel García Márquez.
Lo escrito, escrito está.
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