Las locuras del 'Javán'
En la vida como en el futbol siempre hay excepciones... y excepcionales.
Y en medio de estos dos conceptos hay futbolistas que juegan y viven de una manera diferente, y entre ellos está Juan Pablo García (Guadalajara, Jalisco; 24 de noviembre de 1981) mejor conocido como "El Loquito".
Desde su formación en las fuerzas básicas del Atlas ya traía
la etiqueta de crack, y en su mismo debut, en abril del 2000, dejó muestras de que sus condiciones eran precisamente excepcionales.
Juan Pablo nunca fue uno más, ni en la cancha ni fuera de ella.
Adentro, se caracterizaba por ser un tipo descarado, que le gustaba encarar a sus rivales, poner precisos pases y hasta tenía gol, pero más allá del rectángulo verde parecía más un adolescente.
Cuando ya era un titular indiscutible en el esquema de Sergio Bueno, un día de abril del 2005 no quiso entrenar. "El Javán" estaba lesionado... del corazón.
Su novia lo había terminado y no podía concentrarse en patear el balón cuando le habían partido el alma.
"Mi novia me terminó y por eso traigo una locura", reveló con toda franqueza.
Bueno, quizá fue al revés. García fue sorprendido en una tertulia con Mauricio Romero y Juan Carlos Medina muuuy bien acompañados, y una de las señoras de estos dos últimos fue a quejarse ¡con el entrenador!
Con los Rojinegros, el "Loco" se ganó la capitanía y junto a Robert de Pinho llevaron al Atlas a unas Semifinales... hasta que le ganó la locura.
EL DIVORCIO ROJINEGRO
¿Cómo saber que alguien está en la cúspide de su carrera?
Es Imposible. A veces los futbolistas parecen que sólo ponen atención a las cosas que quieren escuchar y él no quería saber nada de los Rojinegros.
En sus charlas, la figura de los Zorros de 23 años sólo hablaba de millonarios contratos multianuales, de ir a la Selección Nacional y de jugar en Europa.
El divorcio total con el equipo que lo formó no tuvo reversa. Lo único que quería era abandonar Colomos.
El plan de aquella directiva del Atlas -que consistía básicamente en sobrevivir cada torneo, primero en lo económico y luego en lo deportivo- fue la fórmula perfecta para desquiciarlo.
Él y los demás veían como los canteranos que se partían el alma no tenían los mismos recursos que otros jugadores que iban de paso.
Mientras Argemiro Veiga presumía su BMW en el estacionamiento, Juan Pablo apenas podía mantener su tsuru.
"Creo que mal aconsejado no estoy, y que sí me malaconsejaron por seis años en Atlas; ahí no pude cambiar de carro, no tuve una casa, no tuve un sustento, entonces, en estos momentos puedo presumir de que en menos de un mes empezaré a formar mi patrimonio", declaró una vez que firmó contrato con Chivas USA.
García desafió el sistema del futbol mexicano y se fue a la MLS con un contrato de cinco años... que no cumpliría. Y nunca alcanzaría el nivel al que llegó con Atlas.
EL REGRESO FALLIDO
Las expectativas creadas en Estados Unidos no estuvieron a la altura de su futbol, así que en el 2007 volvió al futbol mexicano gracias a un equipo que estaba hambriento de títulos: los Tigres.
En el 2007, la institución regiomontana adquirió los servicios de García con la condición de que las Chivas le iban a pagar al Atlas los derechos de formación. La negociación se dio, pero los goles y el talento no llegaron.
"Voy a hacer 10 ó 15 goles", fue lo que declaró el tapatío a su llegada con los felinos, lo cual sorprendió a los periodistas, quienes estaban acostumbrados a recibir jugadores que declaraban los clichés de siempre. No, García nunca encajó en esos libretos.
Lo malo fue que su promesa quedó en eso: en un año apenas anotó 2 goles y ni siquiera fue titular. En el fondo, extrañaba su época rojinegra.
Por su bajo nivel fue enviado con el equipo filial de la Sub 20, y la cosa se empeoró cuando se dieron a conocer fotos suyas en una fiesta en la que enseñaba los glúteos junto a Omar Briseño, otro ex rojinegro.
En una ocasión expuso que no le importaba cómo estaban los Tigres porque no jugaba, y la directiva lo multó.
La gran promesa rojinegra no la estaba pasando nada bien.
LOS 5 MIL PESOS
De su paso por los Jaguares, su regreso a los Tigres y su llegada al Puebla, pocas pinceladas futbolísticas se recuerdan, pero sí volvió a ser tema.
De buenas a primeras, cuando jugaba en la Franja, su último equipo en la máxima categoría de honor, fue enviado a la Sub 20 por una disputa con el entonces directivo Hugo Fernández.
El "Loquito" nunca se guardaba nada y reveló que su contrato para jugar con los Camoteros era de apenas 5 mil pesos, cuando siete años antes se había peleado con los Zorros para asegurar su patrimonio. Cosas de la vida y el futbol.
"Se calentaron los ánimos, él (Fernández) levanta la voz, yo también levanto la voz, no me dejo y termina pasando que sí hubo mentadas de madres pero nunca hubo golpes", explicó. "Lo que a él le dolía era que después de que yo firmé el contrato de los 5 mil pesos, no lo saludaba y él dice que yo era un maleducado".
Sólo 39 minutos jugó con el Puebla en tres partidos. De aquel jugador que en su momento llegó a pelear el América a un elemento que ningún equipo quería en el Draft.
Se volvió a saber de él en el 2013, cuando un naturalizado criticó el "patriotismo absurdo" de este País: "Es un idiota ese Guille Franco, ¡jugó un Mundial gracias al Futbol Mexicano!", escribió en Twitter.
ARREPENTIMIENTO Y OLVIDO
En una entrevista reciente con este periódico, Juan Pablo mostró su arrepentimiento.
"Era un tipo joven, y creo que me peleé con gente con la que no debí hacerlo; es difícil ver ahora la forma en la que se actuó, creo que debí hacerlo de otra manera, pero por las mismas ganas de querer demostrar algo, terminas haciendo algo que no debe ser", explicó.
¿Víctima o villano? La realidad es que el "Javán" fue el producto de la anterior directiva, que formaba futbolistas, pero no personas. Difícil pensar en eso cuando te estaban embargando hasta los carritos de golf.
El "Javán" está en el olvido, y cada vez que su nombre sale en las charlas hay un sentimiento agridulce: un crack con todas las condiciones que jamás llegó a cuajar.
Lo más reciente que se supo de García fue que estaba jugando con el Mérida de la Liga de Ascenso. En el último semestre, a sus 33 años, ni siquiera estuvo en la lista de registros.
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