Alto... Hagamos una pausa para reflexionar sobre la esencia del futbol, esa que se hace a un lado constantemente y se ha enterrado conforme pasa el tiempo.
Mientras se acepte la palabra juego para describir lo que es el futbol, tenemos que hacer referencia a la diversión y al pasatiempo. Mientras se utilice una pelota, debemos hacer referencia a un juguete, aunque las presiones del negocio
y resultados no permitan incluir la diversión y a veces ni siquiera el disfrute.
Hagamos un viaje de regreso, desde la descomposición que a lo largo de los años ha sufrido el futbol, hasta la esencia de un juego física, moral y espiritualmente muy enriquecedor. Hagamos un recordatorio de que la violencia, el racismo, la corrupción, la comercialización y la trampa no han erradicado los valores dentro del futbol, únicamente les han quitado protagonismo. Mientras exista el futbol como deporte, también existirá la productividad de ciertos valores dentro de este juego.
En un deporte-espectáculo-negocio que produce cada vez más aficionados, ofrece más puestos de trabajo indirectos, genera más ingresos y alcanza cada vez más rincones del planeta, no debe, por ninguna razón, perderse de vista la esencia de al menos 11 valores que quiero destacar... Once valores que representan las 11 posiciones, casi siempre móviles, casi siempre complementarias de acuerdo al sistema requerido dentro de un equipo.
Porque el futbol demanda HONESTIDAD a partir de la autocrítica, a través de la tentación y a lo largo de todo el recorrido; RESPETO para sobrevivir en la convivencia diaria; COMPROMISO en cada jugada sea o no de competencia; TOLERANCIA en cada error y en cada insulto; COOPERACIÓN para que el grupo destaque (y de esa manera destacar uno mismo); GENEROSIDAD siempre sobre la individualidad; PERSEVERANCIA para cumplir metas y elevar el nivel, en una actividad tan competitiva y con mucho mayor demanda que oferta; LEALTAD hacia la institución, el equipo y la afición; DISCIPLINA en las formas, en el fondo y en el cuidado; RESPONSABILIDAD en la realización de las asignaciones y los errores personales y EQUILIBRIO tanto en la celebración como en los tropiezos. Porque, al final de cuentas, un futbolista es amado y odiado por tan poco, que pobre de quien se lo tome muy en serio.
El origen más puro e inocente del futbol representa una inequívoca escuela de valores que es, al fin y al cabo, educación. Estamos claros que el objetivo de la educación es acrecentar las facultades intelectuales y morales de una persona, por lo tanto, si quiere usted entretenerse con los escándalos, las trampas, los engaños ilícitos y las escenas de violencia que tanto atraen al aficionado, adelante, pero por favor, no deje de lado que el futbol nació como un juego, con una esencia que aun conserva y que cada vez que usted quiere, puede localizar en este maravilloso juego-deporte-espectáculo.
@Felixatlante12
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