Mejoría sin reintegro

Francisco Javier González
en CANCHA


El torneo de las Chivas es increíblemente malo.

Si en el Apertura 2013 el Atlas y los Pumas ganaron solamente un partido en toda la campaña regular, hoy el Rebaño ha obtenido poco más: dos triunfos.

Ayuda le brindan Puebla y Morelia, que de 16 partidos han ganado esos mismos dos y le acompañan en la tristeza deportiva.

El próximo fin de semana se enfrentarán dos de los más

oscuros equipos de la campaña: Monarcas y Chivas se miden en el Morelos, disputando en buena medida el último lugar de la Tabla de Cocientes.

Así como el 5-1 de Holanda sobre España en el Mundial hace olvidar que los perdedores ganaban 1-0 antes de desmoronarse, el futbol tiene muchos ejemplos de que los mejores pasajes de un equipo desaparecen si el marcador los desmiente.

Viene a sazón porque el Guadalajara ha mejorado en cada una de sus actuaciones de la últimas semanas. En Monterrey jugó mejor, apretó la salida del adversario, se concentró durante casi todo el partido. Pero sólo "casi".

Porque el gol que recibió fue en el mejor momento de su partido y por una mala entrega en la salida cuando tenía el balón en los pies. Chivas llegó más que otras veces pero también falló en una mayor alarmante cantidad de veces.

La portería se le cierra. Sus números ofensivos son miserables: once goles en 16 partidos. La tendencia no cambia.

Quienes toman noticia del análisis de las cosas que el marcador esconde son la directiva y el cuerpo técnico. Aún sin demasiado tiempo para corregir a su llegada hace cinco partidos, tendrán mucho más trabajo después del juego del terror en Morelia para salvar la causa el próximo torneo.

Saben los rubros que hay que corregir. Lo que falta y lo que sobra, que amenaza ser bastante si se toma en cuenta el desempeño individual en números rojos de gran parte del plantel.

Chivas habrá hecho las cuentas suficientes para tomar las decisiones necesarias. Si el torneo terminara hoy, con el equipo salvado, aparecería el siguiente más cerca que nadie del abismo. Junto con sus acompañantes en el vagón trasero, deberá apretar los dientes pero jugar con talento con la presión que se le ha venido encima.

Chivas dibuja lo que viene: un equipo que incomode al adversario, sea certero para el manejo del balón, no separe mucho sus líneas y posea una dinámica que intente avasallar al de enfrente.

El Guadalajara no resistirá una operación más: ya sufrió un trasplante de directiva y cuerpo técnico. Su organismo apenas se está adaptando a ello.

Habrá de hacer ajustes sin margen de error para salir de un lugar que merece por su colección de errores de los últimos años pero que su historia debe rechazar decididamente.

 
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