Sevilla, una historia de éxito
Hace unos años salió a la luz el libro "Monchi, León de San Fernando", de los periodistas Roberto Arrocha y José María Aguilar, que da cuenta de los logros del Sevilla FC en su "década inolvidable".
El mayor artífice de ese Sevilla ganador, respetado y con la calidad para disputar -del 2000 al 2010- los títulos de Europa, no fue un jugador o un
entrenador, sino un directivo: Ramón Rodríguez Verdejo.
Poco se habló de su trayectoria como portero en los años 90. Eternizado en el banquillo, tomaría su revancha en la dirección deportiva, al grado de convertirse en pieza clave del equipo andaluz.
En su gestión, en sólo una década, el Sevilla conquistó 7 títulos (3 Copas de la UEFA, 2 Copas del Rey, una Supercopa de España y una Supercopa de Europa), increíble para un club tradicionalmente humilde.
"Tras más de 20 años en la casa, 'Monchi' fue capaz, desde su atalaya, de resolver la cuadratura del círculo de un equipo instalado en la mediocridad desde hacía décadas", escribió Juan Ángel de Tena en el blog "Almas Sevillistas".
¿Cuál fue el secreto? Su impecable habilidad para fichar jugadores desconocidos o en declive, y sacarles un gran potencial deportivo y económico.
Así comenzó la historia de éxito del Sevilla.
DIEGO Y LA DEBACLE
En julio de 1992 vencía la suspensión de 15 meses impuesta por la FIFA a Diego Maradona por dopaje. Aún jugador del Nápoles, el argentino quiso fichar por un club de menor exigencia. Carlos Salvador Bilardo lo pidió para su Sevilla.
Maradona firmó con el conjunto sevillano por 7.5 millones de dólares y debutó en la Liga, contra el Athletic Club, ante la expectativa de los nervionenses.
Sin embargo, los problemas aparecieron. Primero fue un viaje a Dinamarca con la Albiceleste, sin autorización de la dirigencia, y luego una lesión de rodilla que lo obligó a jugar infiltrado.
En un partido frente al Burgos, Maradona pidió su cambio por la lesión, pero el técnico le pidió que continuara; así, recibió tres inyecciones de antiinflamatorio... y Bilardo lo sustituyó al minuto 53.
La ira del jugador no se hizo esperar. "¡Hijo de pu..., la pu... que te parió!", le gritó el "10" al "Narigón", al tiempo que arrojaba el gafete de capitán al campo y se enfilaba al vestidor del Sánchez Pizjuán.
Desde la banca, la escena era observada por el portero suplente, un tal Ramón Rodríguez, "Monchi".
Y APARECE 'MONCHI'
También apodado "El León de San Fernando" por su lugar de origen -San Fernando, Cádiz; 20 de septiembre de 1968-, "Monchi" no tuvo una infancia fácil. Su excesivo gusto por el estudio le valió la enemistad de sus compañeros.
"En el recreo, para no aburrirse, jugaba al brilé (algo así como 'los quemados') con las chicas, y esto, lejos de trastocar su sexualidad, hizo que aflorase una habilidad innata para atajar balones", narra De Tena.
Dicha cualidad le reportaría en un contrato con el Sevilla, donde debutó en 1990. No obstante, su carrera estuvo marcada por el banquillo. Los entrenadores le daban la confianza a cualquier otro portero antes que a él.
Fue suplente, primero de Rinat Dassaev, luego de Juan Carlos Unzué -salvo la campaña 1995-96, en la que se consolidó como titular- y finalmente de Frode Olsen, hasta su retiro en la campaña 1999-2000.
Para entonces, cambios a la legislación del deporte en España y varios fracasos en la cancha, derivaron en el descenso del club rojiblanco a la Segunda División.
En la ruina económica, con un plantel mermado y un técnico hasta entonces desconocido como Joaquín Caparrós, el Sevilla recibió el nuevo siglo.
MENTE PRODIGIOSA
De la noche a la mañana, sin preparación alguna, le ofrecieron a "Monchi" la dirección deportiva del club.
"Dije que sí porque se trataba de Roberto (Alés, el presidente). Si me hubiese propuesto pintar el campo también hubiese dicho que sí".
El ex portero, quien se había graduado de abogado, creó entonces un proyecto basado en detectar, firmar y "robar" jugadores cuyos clubes no les prestaban demasiado interés, y luego venderlos en cantidades exorbitantes. ¿Sencillo, no?
Hubo dos equipos que le hicieron ver que algo estaban haciendo bien: el Olympique de Lyon y el Porto. Observaba cómo trabajaban, qué transferencias realizaban y los tomó como referencia.
En meses, estableció una filosofía que Graham Hunter, en "Monchi: The Man Who Made Sevilla", resumió como "la posibilidad de comprar y vender (jugadores) en un corto plazo, y al mismo tiempo, ganar trofeos".
En esta dinámica, un error, por mínimo que sea, puede resultar muy costoso: saber a quién vender, en cuánto, a quién comprar, traer un futbolista técnico, inteligente, pero de perfil bajo.
"Nada de esto es valorado. Sólo si el jugador rinde o no. Son muchísimas variables las que condicionan ese rendimiento; muchas veces, la responsabilidad es de la dirección deportiva, pero muchas otras, lamentablemente no se pueden dominar".
Para su fortuna, la estrategia le funcionó: en 2002, el Sevilla ascendió a Primera y para las temporadas 2003-04 y 2004-05 ya se había clasificado a la Copa de la UEFA.
REYES, Y MÁS 'PERLAS'
En el otoño del 2003, en Highbury, "Monchi" firmaba un acuerdo por José Antonio Reyes. A cambio de 30 millones de euros, la "Perla" de la cantera sevillista y de la selección española era fichado por el Arsenal.
La venta del atacante a los "Gunners" -por mucho más de lo que le costó Ronaldinho al Barcelona seis meses antes- fue el primero de los prodigios del cerebro detrás de la operación de futbol del Sevilla.
Le siguieron los traspasos, también al Arsenal, de Julio Baptista, y al Real Madrid, del canterano Sergio Ramos, éste último la joya de la corona de las ventas estimadas de "Monchi", que redituaron casi 90 millones de euros a los sevillanos.
Durante su gestión, nadie como él promovió a gran escala a las futuras promesas o firmó a alguna para su club: Dani Alves, Freddie Kanouté, Luis Fabiano, Christian Poulsen, Ivan Rakitic y un largo etcétera.
No todos fueron vendidos -a algunos se les permitió salir libremente por su edad-, pero cada uno de ellos le redituó al Sevilla mucho más en términos de venta, prestigio y resultados de lo que le costó adquirirlos.
Se calcula que las ventas de Rodríguez Verdejo fueron por un beneficio neto de alrededor de 200 millones de euros.
EINDHOVEN, EINDHOVEN...
Después de la Copa del Rey de 1948, el cuadro andaluz no había ganado otro título importante, sino hasta el inicio de la "era Monchi".
"Eindhoven fue tocar el cielo con las manos. No hubo nada igual. A todas las finales se les recuerda con mucho cariño, pero lo de Eindhoven fue un antes y un después. Es imposible comparar con nada", dijo en una entrevista.
El 10 de mayo de 2006, con un implacable 4-0 sobre el Middlesbrough inglés, en el césped del Phillips Stadion, el Sevilla obtuvo su primera Copa de la UEFA, con Juande Ramos como DT.
Se trató de la primera de 10 Finales -de las cuales ganó 7- que disputó bajo la mirada de "Monchi", en la mejor etapa de la historia del equipo andaluz hasta la fecha.
La Temporada 2006-07 fue más exitosa aún, al arrebatarle la Supercopa de Europa al Barcelona, en Mónaco, y conquistar su segunda Copa UEFA, en Glasgow, frente al Espanyol.
Por si fuera poco, en 2007 ganó también la Copa del Rey y, un año después, la Supercopa de España, contra el Real Madrid, en un partido marcado por la muerte repentina de Puerta.
EN LA ACTUALIDAD
Una nueva Copa del Rey, la del 2010 -en el Nou Camp, frente al Atlético de Madrid-, y su más reciente título de la UEFA, hace apenas 6 meses -en Turín, frente al Benfica-, comprueban que lo de "Monchi" no fue simple casualidad.
En su momento, el Real Madrid y el Barcelona lo buscaron y él los rechazó. ¿Por qué? Tal vez porque no mejoraron sus condiciones, por el poder persuasivo de su entonces presidente, José María del Nido (hoy en la cárcel) o, simplemente, su amor al club que confió en él.
"Es tanto lo que he vivido con el Sevilla, que ya me doy por satisfecho para las próximas 50 vidas", afirmó.
En el 2012, se mudó a Londres, aprendió a hablar inglés y rentó un departamento desde donde despacha. Con 46 años, y a pesar de una reciente etapa de crisis, sigue replicando su manera de trabajar y compra jugadores que eventualmente florecen en el Sevilla.
Aun así, hay quienes cuestionan su labor por el hecho de quedar, año con año, "solamente" entre los 5 primeros de una de las mejores -¿la mejor?- liga del mundo.
"El éxito es fácil de obtener, lo difícil es merecerlo", respondió a sus detractores.
Hoy en día, fichar en un mercado tan competitivo, es más complicado que bailar una sevillana. Bueno, excepto para "Monchi".
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