La historia no termina con el beso del príncipe a la amada que recién despertó del encanto de la bruja.
Nunca nos contaron si ya casados, tanto Blanca Nieves, la Cenicienta o cualquier belleza equivalente se llevaron bien con el marido, cumplieron sus obligaciones como esposas y como madres, y educaron a sus hijos como correspondería a tan fantásticos relatos. Ni si a los príncipes les dio
por el alcohol.
La vida, como el cuento, no termina con el primer beso. Más bien vuelve a iniciar ahí.
Según las informaciones que nos martillaron la cabeza todo el día, el beso simbólico entre Carlos Vela y el Tri se ha producido ya. Fue vía telefónica, sin el conjuro de una manzana envenenada de por medio y sin los reflectores cinematográficos sobre sus rostros encantadores.
Fue un "sí" poco visible. Lo sabemos por versiones y no por el testimonio directo del futbolista, más esquivo que la felicidad de los cuentos de la vida real.
Pero en fin, que aquí se inicia realmente la historia.
Así como tal vez algún día la Cenicienta habrá tenido resentimientos con el príncipe por haberla dejado sola a merced de la madrastra, el vestidor del equipo mexicano podría recordar que Vela no fue solidario en la misión común de hacer en Brasil el mejor Mundial posible. Que no quiso viajar para los partidos de la Eliminatoria, que prefirió quedarse en casa viendo partidos de la NBA en vez de rifársela y que, a fin de cuentas, careció del deseo auténtico de representar a su País en lo que mejor sabe hacer en la vida, que es jugar futbol.
La convivencia con el resto del plantel despierta la curiosidad. Igual todo pasa con un apretón de manos, igual no. Tal vez Carlos Vela llegue para quedarse mucho tiempo sea como titular o como suplente, o quizá reincida y a la menor molestia decida volver a negarse a participar con el equipo en el futuro.
El manejo que le den los integrantes de una colectividad tan peculiar como lo es una Selección Nacional tendrá que ser gestionado de la mejor manera.
La intención que sobrepasa todo lo anterior es que Vela, de acuerdo a sus cualidades, ayude a hacer mejor al equipo en el que va a participar.
El goleador no dará respuestas claras a las preguntas que se le van a formular. Pero interiormente deberá darse cuenta de que la Selección ha estado ahí, esperándolo para el momento en el que él decidiera su regreso. Por lo tanto, las respuestas de su parte en actitud y calidad son indispensables.
A Vela se le tiene que mirar con escepticismo por los antecedentes. Ojalá haya existido algún factor que le haya cambiado sinceramente la manera de ver al Tri.
De lo contrario, en algunas semanas, en el cuento se servirá pan con lo mismo y reaparecerá la bruja.
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