El trabajo en los medios ha permitido a varios de quienes nos dedicamos a el, alternar con figuras que terminaron su carrera como futbolistas y con directores técnicos en paro.
La experiencia ha incluido a futbolistas que posteriormente se convirtieron en directivos: Luis Miguel Salvador, Guillermo Cantú y Ricardo Peláez.
Con Néstor de la Torre, compañero de conducción en Brasil
2014, existe una variante: ya era directivo antes de incursionar en los medios electrónicos.
En todos los casos puedo hablar de personas inteligentes con una preparación que les permitió expresar sus ideas y conceptos con claridad y que además tuvieron la inteligencia de incursionar en un puesto tan diferente a los que habían tenido antes.
También compartimos espacios con Rafael Puente del Río, que abrazó el sueño de dedicarse al futbol obedeciendo al llamado de su genética y muy joven quemó sus naves para hacerse directivo de uno de los equipos más importantes de México. Ese mismo que hoy tiene otra vez a Néstor en la silla de tomar decisiones. No le ha ido bien: en el Guadalajara, desde hace mucho, casi todo sale mal. Puente no tiene la exclusiva.
Como buen ingeniero, Néstor es una persona estructurada. Parte del principio básico del orden: lo que no se entrena no se juega y lo que no se planea, no cabe. Es enemigo de la improvisación, de la indisciplina. Tiene ideas tan fijas, tan poco negociables desde el punto de vista ético, que terminó saliendo de la Selección Nacional porque se mantuvo firme ante una serie de pachangas generalizadas ya insostenibles.
Ha reconocido sus errores, más de forma que de fondo. Y es fiel -lo fue como comentarista- a seguir estudiando, a preguntar, edificar y mejorar.
Néstor defiende procesos y procedimientos. Atiende los detalles, controla con indicadores todo lo que es posible controlar. Y gusta de las cosas bien hechas. Tanto, que a veces su perfeccionismo puede ser mal entendido. O mejor dicho, no comprendido.
Durante su ausencia en Chivas pasaron muchas cosas: fueron y vinieron jugadores, distintos técnicos con los perfiles más insospechados e inconvenientes. Y como consecuencia, hubo hemorragia de puntos, desconocimiento o ignorancia sobre la manera de trabajar en Chivas y muchas, muchísimas almas rojiblancas que viven de luto por tanto descuido, atrevimiento o ignorancia juntos.
Néstor no va a ganar partidos, pero sí va a favorecer un ambiente distinto. Es lo mejor que le pudo pasar a él y a Chivas. Ambas partes han estado mejor juntas que separadas.
Eso no garantiza nada más que orden y trabajo congruente. No lo es todo, pero sí es el mejor punto para recomenzar una historia que hoy parece de terror.
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