Señoras y señores, dependiendo del resultado que tenga Chivas en Toluca, el fin de semana tienen un partido complicado y es un Clásico entre el Guadalajara y Atlas.
Chivas se ha enfrentado a problemas durante mucho tiempo, problemas de alta dirigencia, directivos, promotores, jugadores no comprometidos, que han trascendido a la cancha para ir bajando de categoría al Guadalajara en la tabla
de puntuaciones.
Un equipo popular, con puros jugadores mexicanos, que atraviesa el peor momento de su historia futbolística, un equipo de la importancia de Chivas que está metido en un abismo que parece no tener fin. No hay orden, el dueño debe poner orden de inmediato, no importa lo que deje de decir o no a la prensa y los periodistas, él es el dueño del equipo y tiene que hacer lo que mejor le convenga, pero para bien y los que están a su alrededor tienen que aconsejarlo lo mejor posible y dejarse de pelear por el poder, ¿quién influye más o menos? ¿Quién filtra más cosas a la prensa? ¿Quién se queda o no callado?
En Guadalajara hay que cerrar filas, es el momento que un líder lo haga y cree la mística necesaria para salir adelante. Si es Jorge Vergara el dueño, él debe tomar las decisiones y punto, los demás deben decir sí. Pero si el equipo de futbol no funciona en el campo de juego los jugadores también son culpables en un grado altísimo porque están cómodos, no saben qué camiseta visten, lo que ha representado esa camiseta, ni los valores, ni que el rival más fuerte de Guadalajara es el América y está hasta arriba para la clasificación. Con 10 en casi todas sus asignaciones, es como el niño aplicado.
Para el Guadalajara todo lo que le queda son Finales, no hay más, tiene que sacar los puntos necesarios para salvarse, la ayuda vendrá de sus jugadores, directivos, de su público que lo abandonó descaradamente, de las envidias de Vergara por hacer un estadio, el complejo enorme que existe de que alguien saca a un equipo de un estadio, abandona el viejo estadio.
Los jugadores que son en parte los protagonistas de la situación no se quedan callados, no levantan en el momento clave, no luchan, no es un equipo que acose al rival, que emerja del fondo para abatir al adversario, tiene jugadores aparentemente de cristal, que se lesionan justo cuando el equipo los requiere más y Carlos Bustos debe demostrar para qué está en el futbol, si sirve para el futbol o no.
El Guadalajara debe cambiar radicalmente, de esos partidos que le faltan para intentar salvarse y hacer una mejor temporada para la próxima. Esperemos que lo logre, que lo consiga, pero sólo con valentía, esfuerzo, solidaridad y sin envidias lo puede hacer.
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