Fieles a su pobre desarrollo futbolístico, los Rayados vuelven a la senda del triunfo y suben en la tabla general.
Otra vez Monterrey careció de casi todo, menos de una impresionante efectividad en el primer tiempo que solventó su paupérrima presentación en la parte complementaria.
Mientras veía cómo los Rayados defendían sus dos goles muy cercano a su área grande, inconscientemente
me regresé a los años 90, cuando yo jugaba con el Atalanta de Italia.
El sistema era parecido al utilizado ayer por los Rayados, dos líneas de cuatro, sin un hombre de creación y dos delanteros rápidos, Claudio Caniggia y un servidor, que estábamos obligados a aprovechar las pocas oportunidades de gol que aparecían.
En resumen fue lo que presentaron los Rayados frente a la terquedad del Atlas en jugar por el centro cuando por los costados se mostraban más peligrosos.
También, como los Rayados de Carlos Barra, con el Atalanta del Mr. Bruno Giorgio logramos una buena cantidad de puntos, pero la abismal diferencia era que el equipo italiano jugaba a no descender y el Monterrey pretende ser campeón.
Éramos conscientes que aquel sistema de juego era nuestra única oportunidad de mantenernos en el máximo circuito, no teníamos para más, fuimos aplaudidos por cumplir con la meta, pero en realidad me sentía triste por haber disputado un torneo que nunca podría haberlo ganado.
Así veo a este Monterrey, sus números son plausibles, pero su forma de jugar no los llevará a ninguna parte, hablo de alcanzar su meta principal, que es ser campeón.
En la primera mitad me ilusioné al pensar que ceder mitad de la cancha y la iniciativa al rival era una jugada intencional y preparada en los vestidores.
Digo me ilusioné porque anotaron dos goles, tuvieron espacios para aumentar su ventaja y defensivamente no se veían mal.
Me imaginé que la dupla Carlos Barra y Pepe Treviño, en el entendido que si no han podido jugar bien a la pelota mejor acomodan mejor a sus líneas para jugar bien sin ella.
Me parece práctico y lógico para un equipo pobre futbolística y económicamente y que juega a no descender, pero desesperante y inaceptable para un plantel diseñado para ser campeón.
Para el segundo tiempo dejaron en claro, después de ver al Monterrey jugar como el "picolino" Atalanta italiano, que ése no era el plan, sólo aconteció por inercia del partido, sólo sucedió porque le faltan recursos al Monterrey para ganar convincentemente.
Apláudanlo los que quieran, a mí no me gusta cómo juegan.
GRAN VICTORIA
Tigres se reencuentra con el buen futbol y eso los lleva a una merecidísima victoria.
Pizarro no estuvo en la cancha, ¿sólo fue una coincidencia?
careca@elnorte.com
@krek9